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Aquella frase que decía "los argentinos venimos de los barcos" tenía en sí misma un cierto tufillo racista, como desconociendo el aporte que a lo largo de los siglos han hecho los pueblos originarios a la construcción de la identidad nacional.

Consciente o no, fue parte de ese tiempo de invisibilización que empezaba en la misma educación formal.

Pero una cosa no invalida la otra: entre el último cuatro del siglo XIX y mediados del siglo XX la Argentina recibió una de las corrientes migratorias más importantes de los tiempos modernos.

Durante esos años llegaron al país más de 6 millones de personas, mayormente italianos y españoles, junto con otras nacionalidades como ucranianos, portugueses, polacos, sirio-libaneses, rusos, franceses, alemanes, yugoeslavos, checoslovacos e irlandeses, entre otros.

Sólo entre 1881 y 1914 bajaron en el puerto de Buenos Aires y desde allí se esparcieron por todo el país más de 5.000.000 de europeos.

Estudios posteriores indicaron que alrededor del 52 % de estos inmigrantes arribados en el período 1857-1939 se radicaron definitivamente en e país, el resto regresó a sus países de origen, o tomaron a la Argentina como escala a otros destinos, sobre todo los Estados Unidos, donde las leyes migratorias eran bastantes más severas que en el Río de la Plata.

Muchas familias se preocuparon por mantener vivas las raíces, los orígenes, las tradiciones y hasta lengua materna.

Otras tantas las fueron perdiendo, y no es para nada raro hoy escuchar a descendientes de aquellos inmigrantes desconocer el pueblo de Italia, la comunidad de España, el cantón de Suiza o la región de Francia de la que partieron sus antepasados, por citar algunas nacionalidades.

La revolución en las tecnologías de la información y la comunicación permite hoy acercarse a lugares que sólo una década atrás parecían utópicos.

Cualquier argentino descendiente de inmigrantes europeos puede descubrir sólo con consultar una página web el día exacto de la llegada de sus antepasados al país, en qué barco entre 1800 y 1960.

Esos datos están a disposición en Internet partir del desarrollo de una plataforma online del Centro de Estudios Migratorios Latinoamericanos (CEMLA).

Lo común es escuchar en charlas familiares historias repetidas de tatarabuelos, bisabuelos o abuelos que escapaban de las guerras o las miserias de Europa en la búsqueda de un futuro diferente y paz.

No todos los "boca a boca" han sabido sostener la precisión del relato.

Con esta herramienta online del CEMLA, sólo basta escribir el apellido y nombre del antepasado en hacer tierra en el puerto de Buenos Aires y, en una especie a de viaje al pasado, descubrir con exactitud el día que llegaron, en qué barco, la edad, el puerto desde el que salieron y hasta a qué se dedicaban.

El CEMLA posee un importante Centro de Documentación, especializado en migraciones nacionales y extranjeras de la Argentina, conformada por una biblioteca especializada y por una base de datos de inmigrantes que hoy cuenta con más de seis millones de datos.

El buscador del arribo de inmigrantes es una de las tareas más importantes que ha realizado el CEMLA por su significado y envergadura.

El estudio, que se realiza desde 1985, consiste en la preservación de los registros de entrada a de los inmigrantes que llegaron en barco a la Argentina.

Sólo hay que acceder al link www.cemla.com/buscador/, cargar nombre y apellido y casi mágicamente aparecerán los datos exactos de lo más profundo de las raíces, entre otros, de decenas de miles de olavarrienses.