Una familia donde laten "corazones de barro"
Rodrigo Fernández
Son tres en representación de muchos otros. Algunos todavía no saben que forman parte del grupo. Pero las costumbres que tienen, ese afán por reciclar y reutilizar, los ubica junto a ellos. Ellos son Guillermo Lerchundi, Facundo Galanti y Gastón Martínez, una parte de "Corazones de barro". Un grupo de personas preocupadas por cuestiones como la bioconstrucción, el reciclado o las huertas agroecológicas y profundamente comprometidos con lo social. Trabajando, sin publicidad y sin necesidad de buscar un rédito económico ni político. Son tres pero ellos llevan el "corazón de barro".
Nada mejor que empezar a hacerlo desde el principio. Guillermo cuenta que él siempre hizo cerámica y estuvo en el scoutismo. "Siempre me construí mis casas yo, por hobby mas que nada", señala. Mientras que Facundo explica que su familia siempre se dedicó a la construcción convencional pero "mi trabajo viene mas desde lo social. Siempre trabajé en los barrios y veía en internet que había un montón de cosas que se podían hacer. Después ves que hay gente que piensa como vos en muchas cuestiones".
"Siento y hago esto porque le solucionamos o le intentamos solucionar algunos problemas a la gente", afirma y sostiene que el trabajar con el barro "nos ha cambiado la cabeza a todos".
"Hace 10 años te decía estos hippies fumones que se juntan a hacer una casa de barro son unos locos bárbaros y hoy por hoy no veo otra forma de construir", admite.
Gastón Galanti llegó por la Sociedad de Fomento que encabeza cuando se conectó con el grupo y compartieron actividades.
Hermanados
"Corazones de barro" es una agrupación que se dedica a hacer bioconstrucción, soberanía alimentaria y energía alternativas sin fines de lucro", explica Guillermo Lerchundi y afirma que "todo lo que nosotros hacemos es solidario. No hay nada mas que eso y sin política partidaria de por medio. Hacemos política por otros lados pero sin meterlo en ´Corazones de barro´".
Facundo Galanti comenta que en el origen "nos encontramos con los chicos del grupo haciendo cada uno cosas distintas en talleres y nos dimos cuenta que teníamos la misma mirada sobre cómo teníamos que hacer bioconstrucción, soberanía alimentaria y trabajar energías alternativas en Olavarría".
Es por ello que se definen como "una familia. Éramos amigos, cada uno hacía una cosa y después se fue sumando gente que comparte una visión sobre cómo se tienen que hacer las cosas y en el camino vamos aprendiendo".
"Nos conocimos aprendiendo y seguimos aprendiendo, con la diferencia de que cada uno es bueno en algo o tiene más destreza o se siente más cómodo", sostiene para agregar que "en ese camino de aprendizaje nos encontramos y nos dimos cuenta que teníamos mucho capital para dar".
Ahí empezaron a pensar en cómo dar todo ese conocimiento y desde dónde.
"Somos parte de Permacultura Olavarría -señala Guillermo Lerchundi-, nos formamos ahí. Hicimos un par de cursos pero lo que más hicimos fue meterle mano al barro".
"¿Por qué decimos que es una familia ´Corazones de barro´? Porque traspasó los conocimientos que nosotros tenemos", explica Facundo Galanti y señala que "traspasó en el sentido de que si uno de nosotros está mal tiene un grupo que lo contiene. Somos amigos y estamos hermanados. Siempre estamos conectados directa o indirectamente y pensamos los mismo. Y como grupo queremos lo mismo y tenemos la misma visión".
Un nombre siempre encierra un significado y es Guillermo Lerchundi quien explica que "teníamos que tener un nombre y con el barro tenía que ver porque hacemos barro mas que nada". Enseguida explica que "cada vez que hacemos algo solidario dejamos de laburar, dejamos familia, está todo hecho de corazón".
"Lo hago porque lo siento y porque me hago bien a mí, no lo estoy haciendo obligado. A mí me encanta hacerlo pero lo que hacemos todos es de corazón", dice y agrega que"somos ´Corazones de barro´ por eso, porque me pongo a laburar para los demás o para todo la sociedad, sin que sepan que estamos haciendo eso".
Facundo Galanti manifiesta que "lo que nos diferencia del resto, de las agrupaciones que hacen lo mismo, es que nos encontramos con gente que trabaja con barro como una forma de ganar plata" y si bien "está buenísimo que así sea, nosotros nos diferenciamos porque cada uno tiene su trabajo pero el fin de semana o en los ratos libres nos dedicamos a hacer cosas que le cambian la vida a la gente".
Desde hace mucho años que vienen trabajando pero en silencio y se ponen muy contentos cuando se habla de ellos. "El anduvieron los ´corazones´ es lo que nos identifica y nos representa".
Recuperar para construir
"Lo que la gente tira nosotros lo recuperamos. Eso es lo que nosotros reutilizamos", explica Guillermo Lerchundi y poco después comenta que tienen "un montón de proyectos que son viables para nosotros, que no tenemos recursos, y para un Municipio, sociedades de fomento o maestros". Luego señala la importancia de que se tome conciencia sobre el tema de la basura.
"Cuando empezamos a trabajar con ladrillos ecológicos ya tenemos pensado qué vamos a hacer con la basura porque no es cuestión de traer muchas botellas rellenas de basura porque sino qué hacemos, adónde las metemos", dice y menciona que "eso tiene que bajar desde el Estado"
"Como hay todo un auge mundial sobre la sustentabilidad, de lo ecológico, y nosotros somos una de las pocas agrupaciones de la ciudad que estamos trabajando en esto", dice Facundo Galanti y menciona que desde hace un tiempo vienen trabajando con "los chicos de Olavarría Verde. Ellos utilizan las redes sociales para mostrar las cuestiones mientras que ´Corazones de barro´ pone el trabajo".
Entonces "te empiezan a llamar para preguntarte sobre qué se puede hacer con distintas instituciones de la ciudad", reconocen y apuntan que "el proyecto como proyecto solo no sirve, tiene que haber una decisión política para que esas cosas cambien. Nosotros necesitamos que se separe la basura pero que seas consciente acerca de por qué lo estás haciendo. Queremos que arranquen por ahí porque es lo más fácil".
"Lo ideal sería que haya contenedores para cada material, que pensemos un plan estratégico", afirma Facundo Galanti y asegura que hay ciudades que cuentan con un proyecto ecológico donde la basura diferenciada se retira en días distintos.
Lo importante entonces es "pensar que hacemos como sociedad" añade y Guillermo insiste con la necesidad de contar con "decisión política". Aunque señalan que la agrupación no es política, aclaran que "dentro de la organización hay militantes políticos".
En síntesis, para ellos "no importa el medio sino el fin" y es por eso que están donde se los necesita aunque se los haya convocado de cualquier partido político o grupo partidario y comentan que muchas veces se lo convoca para ayudar a que una familia vulnerada no pasa frío".
Proyectos en marcha
Ahora los referentes de Corazones de Barro están armando la sede, en Azopardo 1961. Cuando se termine contarán con un amplio espacio para dictar capacitaciones sobre diversos temas. Pero además continúan desarrollando otros proyectos, como los ladrillos ecológicos "con instituciones educativas o gente común" que se pone en contacto con ellos vía Facebook
"Hay gente que no se da cuenta y ya es "corazón de barro", dice Gastón Martínez y cuenta el caso de una mujer que reúne basura y prepara en su casa los ecoladrillos.
Actualmente tienen un proyecto de huerta autosustentable con la Facultad de Ingeniería para que "los chicos puedan hacer el voluntariado pero más que nada para que sepan qué es la soberanía alimentaria, la bioconstrucción y las energías renovables porque son ingenieros y con el tiempo la van a utilizar", cuenta Guillermo Lerchundi tras señalar que "se dieron cuenta de que en el futuro, por los costos, la bioconstrucción será importante porque es otra forma de construir".
"Nosotros somos banco de semillas propias, vamos a la casa de un vecino, tratamos de que sean grupos para así poder desparramar más y damos charlas y activamos la huerta. Cada 15 o 20 días le damos un apoyo hasta que el vecino le agarre la mano", comentan con respecto a las huertas agroecológicas.
Y con el frío llega la temporada de las estufas rusas "para hogares vulnerados o buscamos instituciones para ayudar" y es Facundo Galanti quien hace un poco de historia y explica que "el principio de la estufa rusa es por masa térmica y fue inventada por los alemanes en la Primera Guerra Mundial. En las trincheras no tenían cómo calefaccionarse e hicieron un horno de barro montado y prendían fuego. Luego lo desarmaban y lo podían armar en otro lugar".
La estufa rusa se puede hacer con ladrillos refractarios o cocidos. "El barro y el ladrillo absorben el calor y luego lo largan lentamente al ambiente", describe. De esta forma el calor tarda pueda tardar en irse posiblemente en 10 días.
Pero sin dudas que uno de los proyectos más ambiciosos de "Corazones de barro" se encuentra a varios kilómetros de la ciudad que los vio nacer, más precisamente en Claromecó. Allí realizarán la construcción del primer "bioparador autosustentable" del país. Pero para el inicio de la propuesta deberán esperar hasta las vacaciones de invierno, cuando un nutrido grupo de "hermanos en el barro" viaje a la ciudad balneario a poner manos a la obra.