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En el tablero de la geopolítica, vanos han sido a través de la historia los intentos de potencias del más variado signo por controlar una región clave en la ruta entre Oriente y Occidente como es la que ocupa Afganistán.

Desde los persas de Ciro el Grande, pasando por los griegos, los árabes, los mongoles; el Imperio Británico y el Ruso en lo que se conoce como "El Gran Juego", durante siglo XIX; la Unión Soviética entre 1979 y 1989, y Estados Unidos desde 2001 han procurado poner un pie en este país de Medio Oriente.

Los desenlaces han sido más o menos como éste que el mundo hoy contempla absorto, luego de la salida de las tropas norteamericanas que invadieron tierra afgana (apenas unas pocas semanas después del atentado a las Torres Gemelas) para desalojar del poder a los mismos talibanes que en las últimas horas ingresaron triunfantes a Kabul después de tomar el control de todo el territorio.

Semejante complejidad requiere de un análisis experto.

En este caso del profesor Javier Luchetti, jefe de trabajos prácticos en la materia Política Internacional Contemporánea, de la carrera de Licenciatura en Relaciones Internacionales que se dicta en la Universidad Nacional del Centro (Unicen), en Tandil.

"Yo no imaginaba que Estados Unidos iba a invadir Afganistán en 2001 después de lo de las Torres Gemelas y lo hizo. Parece un círculo vicioso: hay una invasión a Afganistán, se retira el invasor; los afganos conquistan el poder, se pelean entre ellos, luego hay otra invasión externa, los afganos resisten y se vuelven a retirar los invasores" evocó.

"Es una zona convulsionada del planeta, porque se juntan factores políticos y económicos, pero también un factor que en Occidente no tienen muy en cuenta los que no están en el ámbito académico, y es el aspecto religioso" alertó el docente.

"La mayoría de los afganos responden a una religión como el Islam que tiene corrientes internas que a veces los enfrenta, y eso hace que la situación sea más laberíntica de lo que parece a simple vista" acotó.

En esta reaparición de los talibanes en el poder encuentran un mundo multipolar muy distinto al de dos décadas atrás, cuando fueron desalojados por la invasión de los muchachos de George Bush hijo.

"Hoy en día juegan factores que tampoco existían cuando la URSS invadió Afganistán en el ‘79. Si bien la Unión Soviética no está más, pero sí Rusia, aparece otro actor internacional en la zona como es China", dijo.

"Aunque lo que está pasando en Afganistán es casi la crónica de un final anunciado" opinó.

Para sostener esta última reflexión, el profesor Luchetti hizo pie en acontecimientos históricos: "Los británicos estuvieron y no pudieron conquistar todo el país; los soviéticos estuvieron y tampoco. Ahora Estados Unidos, después de 20 años y un gasto de más de un billón de dólares, no pudo establecer las costumbres, el modo de vida y una economía de tipo occidental en una sociedad que -evidentemente- se maneja con otros códigos".

Luchetti coincidió con lo que no pocos analistas de política internacional se han atrevido a parangonar luego de esta salida de las tropas estadounidenses: "Esta retirada sería la segunda parte de Vietnam para los Estados Unidos".

"Si uno se pone a ver la situación de Vietnam y la de Afganistán, por más que se trate de países distintos obviamente, el trasfondo de intervenir una zona que no se conoce bien y las particularidades con que se maneja el pueblo hizo que en las dos guerras terminen interviniendo con muchos soldados, con mucho dinero y con exactamente el mismo resultado" enfatizó.

Recordó luego que "en Vietnam trataron de conformar fuerzas armadas vietnamitas para luchar contra el Vietcong y contra el comunismo en el marco de la Guerra Fría. Acá intentaron conformar fuerzas armadas capaces de luchar contra el Talibán y que ellos puedan retirarse del país. Lo mismo para los dos casos, y en ambos fracasaron".

Sobre el intento de adoctrinar fuerzas armadas locales, el profesor Luchetti afirmó que "cantidad no es calidad. Estados Unidos en Vietnam tuvo medio millón de soldados, y perdieron. Cómo podía pensarse que en Afganistán iba a ser suficiente con 300 mil soldados afganos que, si aparecían los talibanes, podían ganar. Era una ilusión".

"Cuando Estados Unidos invadió Afganistán dijo que había derrotado a los talibanes, y en realidad no habían derrotado nada. Los talibanes se retiraron del lado pakistaní, en una zona fronteriza de montaña, de difícil acceso, cuyos pasos conocen perfectamente" describió y completó que "en realidad fue una retirada táctica y después de 20 años quedó demostrado que Estados Unidos no pudo vencer al Talibán y terminó como estamos viendo en las imágenes, con gente desesperada subiéndose a las alas de los aviones para huir de Afganistán".

Aunque Joe Biden tiene un pedido de renuncia del pintoresco (para no utilizar otro término) Donald Trump por el manejo de esta crisis, el gran responsable es el ex presidente de ultra derecha.

"Biden heredó esta retirada. Trump firmó el año pasado un acuerdo en Doha (Qatar) con los talibanes por el cual las tropas se iban a retirar del país, y de hecho comenzaron la retirada durante su gobierno. Bastante cínico es Trump; le echa la culpa a Biden, le dice que debe irse y él fue quien comenzó todo esto. Por lo tanto, no se le puede adjudicar a Biden algo que venía del gobierno de Trump" evaluó.

"Imagino que ellos sabían que el Talibán iba a terminar conquistando todo el país. Lo que no se esperaban era la rapidez de su avance. Quizás por su confianza en la eficacia de las fuerzas armadas afganas, y en realidad quedó demostrado que eran ineficientes, tenían armamentos, pero cuando llegaron los talibanes terminaron huyendo" manifestó el profesor Luchetti.

Luego incursionó en la política interior afgana, y definió que "el gobierno local nunca controló todo el territorio. Ni el anterior presidente, ni éste (Ashraf Ghani), que huyó para evitar un derramamiento de sangre según él. ¿Por qué no pudieron controlar todo el territorio? Por el Talibán, pero también por los ‘señores de la guerra’ que están dispersos en todo el país".

"Señores de la guerra" son señores feudales que controlan territorios en distintos lugares de Afganistán.

"Afganistán es un país complejo, se maneja con una asamblea tribal que muchas veces tiene más poder que el presidente, y los ‘señores de la guerra’ hacen sus acuerdos con los que más les convienen" aportó.

Otro jugador importante de la geopolítica actual también tiene cosas que decir.

"Rusia está en la zona, su patio trasero son las ex repúblicas soviéticas, lo equivalente a Estados Unidos con América Central".

A Rusia y China los une el temor a que la región se convierta en una especie de reino del terror.

"Ambos países pretenden evitar que exista un apoyo a grupos terroristas por parte del Talibán una vez que estén en el gobierno, porque una de las cosas que han hecho en los territorios recuperados fue abrir las cárceles y liberar gente de Al Qaeda y gente que pertenecía al Ejército Islámico" mencionó.

"Temen que esos terroristas se vuelquen a países como Uzbequistán, Kirguistán, Tayikistán en el caso de Rusia, y en el caso de China están muy preocupados porque podrían atacar objetivos económicos, como gasoductos u oleoductos de Asia Central que son los que la abastecen de gas y petróleo" observó.

La charla con el profesor Luchetti ya había abordado cuestiones como política, geopolítica, militares, armas, economía, inversiones, terrorismo, pero quedaba lo más importante: un pueblo sufrido y atormentado por un escenario bélico interminable, y ahora por la amenaza del regreso del integrismo islámico.

"Lo poco que se sabe, porque hay bastante censura de prensa, es que están volviendo a las viejas prácticas, es decir las mujeres no tienen derecho a estudiar, a trabajar, y ya existen imágenes con el hiyab en las periodistas occidentales" apuntó, y en el mismo sentido anticipó que "van a implementar la sharía, o ley coránica más ultraortodoxa, que impone a la mujer estar en la casa y que salga a la calle sólo acompañada por un hombre de la familia".

Pedir un pronóstico en un escenario tal volátil parece imposible: "Es muy difícil en política internacional hacer futurología. Muchos lo hacen, escriben libros } y se equivocan bastante. Lo que sí podemos decir que hoy en día, para la mujer y las niñas va a ser bastante complicado".

"Las niñas estuvieron 20 años yendo a la escuela y ahora se van a encontrar con que no van a poder seguir yendo, y las que tenían trabajo lo van a perder. Los talibanes dicen que cambiaron. Hasta ahora, aparentemente, no han cambiado" advirtió.

El profesor Luchetti estimó que "puede llegar a cambiar algo con las inversiones extranjeras. Hay qué ver qué países van a invertir en Afganistán, con qué intenciones y cómo se va a comportar el gobierno talibán. Pero la verdad, no creo que a los rusos y a los chinos les importe demasiado la situación de la mujer en Afganistán".

"La comunidad internacional deberá vigilar"

Los analistas, así como distintas organizaciones defensoras de los derechos humanos, pidieron que la comunidad internacional actúe para evitar en Afganistán una tragedia de consecuencias impredecibles.

No obstante ello, el profesor Luchetti lo describió como un país que no se vería demasiado afectado, por ejemplo, con sanciones económicas.

"Si van a Afganistán se encontrarán con un montón de tribus que viven con lo que tienen y no se preocupan por otro tipo de cosas, y encima muchas de las cosas antes del regreso del Talibán no van a volver" marcó.

"Si los países quieren hacer negocios con los talibanes y estos exigen que no se metan en la política interna, sabemos que el dinero mueve al mundo. No va a pasar mucho" lamentó.

"Estados Unidos ha dicho que, ante cualquier amenaza terrorista, sí va a intervenir. Hay que ver qué entienden por amenaza terrorista, y hay que ver lo que hará el resto de los países. Pero si dos de los actores internacionales más importantes -Rusia y China- ya están en negociaciones con los talibanes..." reflexionó.

Un actor, según Luchetti, podría ser clave en la respuesta de los países que intenten profundizar sus relaciones con el Talibán: "Habrá que estar atentos a lo que dice la opinión pública de esos países con lo que hacen los talibanes adentro de Afganistán".

"Si es muy fuerte la presión a lo mejor no van a entablar relaciones, pero si se muestra indiferente los países que tengan intenciones de entablar relaciones lo van a hacer, y también - sospechó- lo harán aquellos países que comulguen con la religión de los talibanes, como ya lo hicieron".

Evocó que "Arabia Saudita, por ejemplo, financiaba las ‘madrazas’, que son las escuelas donde se enseña el Coran, hasta que dejó de hacerlo por presiones de los Estados Unidos. Pero igual, todavía es muy pronto para hacer un análisis de cómo va a evolucionar esta situación".

La importancia económica

"Afganistán tiene reservas minerales, gas y opio, que constituyen la entrada de dinero al país. Aunque no es algo que nadie quiera exportar, el opio deja mucho dinero no sólo para quienes lo cultivan, sino para los intermediarios. Las negociaciones con el gas vienen desde la época de Clinton, en la década de 90, pero quedaron de lado por los derechos humanos de la mujer, más que nada, y por presiones internacionales" detalló el profesor Luchetti.

"En este marco de un nuevo actor internacional, como es el gobierno de China, ya ha empezado a construir una nueva ‘ruta de la seda’, que comunicaría a China con toda Asia Central, Turquía, más Europa, y Afganistán podría llegar a ser una vía de paso muy importante" especuló.

Al respecto, el profesor Luchetti reveló que los chinos ya realizaron acuerdo con países de Asia Central y tuvieron reuniones con talibanes en China para evaluar la posibilidad de llevar a cabo inversiones en el país.

Rusia está en el mismo sentido. "Pero primero quieren ver cómo se van a manejar los talibanes en el poder. Según ellos lo harán de forma distinta a cómo lo venían haciendo antes de la invasión norteamericana" explicó.

"Antes de que cayera el gobierno afgano Rusia también había entablado conversaciones con el Talibán para realizar inversiones, y en su caso quiere además conservar su influencia en países de Asia Central, y Afganistán limita con algunos de ellos" precisó Luchetti.

Señores de la guerra

La importancia de los "comandantes" o "señores de la guerra" en Afganistán se mide por su influencia sobre la población, sus recursos en ganado, dinero y por la cantidad de armas que disponen (tanques, morteros, ametralladoras, AK 47 y RPG-7).

Creadores de redes de crímenes, acciones ilegales y tráfico de opio, los "comandantes" han adoptado la guerra como forma de vida.

Estas redes se relacionan unas con otras y con gobiernos ilegales instalados dentro del propio gobierno legal. Provocan guerras para lograr el control de las plantaciones de amapola; conflictos que no siempre son ideológicos ni políticos, sino por dinero.