Aunque el gobierno nacional entrevé un punto de inflexión de la crisis a partir de unos pocos datos estadísticos favorables en la comparación mensual, por estos días la situación aparenta no haberse modificado y de acuerdo con los testimonios de referentes de variadas actividades no se avizora aún el ansiado repunte. En ese sentido, una de las actividades más afectadas es la construcción, cuyos principales índices desalientan cualquier análisis favorable. Según explicó el ingeniero Orfel Fariña, "en líneas generales, cuando se observa la obra pública, cómo están los trabajadores y si rota el producto, el panorama está muy feo. Hoy está horrible. ¿Por qué? Porque se juntan un montón de cosas".

Esa conjunción de factores marca una primera limitación en la "imprevisibilidad del mercado. No hay idea de para dónde va a arrancar, esto es horizontal y atraviesa a cualquiera de las miradas sobre la construcción. Alguien quiere invertir un dinero que le sobra en reformar el piso de su habitación pero eso demora porque la construcción tiene sus tiempos. Entonces, cuando arranca tiene el presupuesto pero en dos o tres meses se produce un cimbronazo, los precios se van para arriba y ese presupuesto queda desactualizado". En definitiva, "no le alcanza el dinero para ese proyecto".

Otra cuestión decisiva para determinar el contexto desfavorable es que "se reduce el mercado". Así, si bien "es crisis y oportunidad para quien puede sacar precios baratos, en general es una mala noticia. Un mercado aquietado donde se construye porque tiene un valor pero ese valor hoy es relativo porque no hay ninguna certeza de cuál va a ser ese valor". Como consecuencia, "es un mal momento para el obrero de la construcción porque hay mucha volatilidad. Las obras se paran; falta trabajo".

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