Vibra el aire es una idea-corazón que viene latiendo desde hace tiempo. Es una reunión de entusiasmos, de confianza, de amores. Es una semilla que ha ido tomando espesor y alegría, como una bola. Y ha germinado. Vibra el aire se propone abrir territorios de sensibilidad artística en Olavarría con creaciones inspiradas en la música, el cine, la literatura, la plástica, la poesía, la fotografía y el pensamiento. Eso es lo que buscan Florencia y Josefina Magnaterra junto con Paula Ferrari, Tamy Santucci y Malala Valentini, cinco mujeres multifacéticas que hacen arte, comunicación, producción, fotografía, community manager, artivistimo, jardinería y botánica autogestiva. Hermanadas a través de cinco sentires, con muchas ganas y energías por demás diversas.

"Vibra el aire es, antes que nada, una reunión de amores. Es como concretar un sueño compartido con mi hermana, un deseo acumulado de armar cositas de la ciudad y para la ciudad. Es una reunión de entusiasmos y de sueños compartidos. Sí, es eso", dice Florencia Magnaterra, y las palabras fluyen con naturalidad.

Ese anhelo, que abrazan desde mucho antes, pudo cobrar forma el 15 de abril, en medio de una feria que realizaron en la Casa Roja de Sierras Bayas. Y se apoya en una estructura que consta de cuatro episodios que laten al ritmo de las estaciones: otoño, invierno, primavera y verano. Son cuatro conciertos y, en el medio, de todo un poco. "Un cacho de cultura. Un rapto de cultura", desliza.

El otoño dijo primero y fluyó de la mano de Aqualáctica, una formación de violines, cello y guitarra electroacústicos. En junio y como un exquisito capítulo de invierno hicieron un ciclo de cine sobre Werner Herzog en la Alianza Francesa. Ahora, también en sintonía con la estación más fría del año, llega Mariana Baraj, conocida cantante, percusionista, charanguista y compositora argentina. Será el 9 de agosto, en Punto de Giro (ver aparte).

En comunión

Las cinco intentan abrir espacios de percepción sensible porque en "Vibra el aire hay cosas que no se ven, donde aguzar los sentidos, es como un llamado a cierta sensibilidad. Tiene que ver con abrir espacios con la música pero atrás de ese deseo, de generar conciertos, hay otras cosas. Es generar espacios de arte, que son espacios también de reflexión", analiza Florencia Magnaterra, asumiendo la voz de todas.

Son cinco almas sensibles que comulgan y se ensamblan. "Estamos en comunión, realmente; con nuestras diferencias musicales incluidas y la confianza de los gustos de unas y de las otras. Organizándonos. Somos cinco amores, amigas y hermana, y amigos cercanos y familia pero también particulares que están acompañando y vibrando igual que nosotras. Nuestras diferencias nos enriquecen porque somos cinco miradas, cinco sentires que son afines pero con diferencias. Se da una creatividad entusiasta", valora Florencia.

Antes de que concluya el invierno, habrá un capítulo destinado a la Música y la Filosofía, a comienzos de septiembre y luego se abrirá paso el Episodio Primavera, con un concierto agendado para el 6 de octubre, con artistas cuyos nombres "por ahora preferimos reservar" pero serán "dos cantantes maravillosas que vendrán desde Buenos Aires". Noviembre estará atravesado por la música y el año culminará con el Episodio Verano y un concierto previsto para diciembre.

"Nos moviliza generar esos espacios compartidos y buscamos movilizar a la mayor cantidad de gente posible" con la sensación, cada vez que se aproxima un evento, de "estar organizando una fiesta en espacio donde la vamos a pasar bien. Tengo esa ilusión, de que van a circular emociones intensas. El concierto lo sentimos como una experiencia que, una vez que pasa ya, no vamos a ser los mismos ni las mismas. Será un antes y un después", describe Florencia Magnaterra.

Territorios culturales

El desafío, desde siempre y hacia adelante, pasa por "sostener el entusiasmo en el tiempo, que se nos vaya renovando la energía y el entusiasmo. Queremos hacer muchas cosas, tenemos muchos sueños y ganas y está buenísimo que nos pase eso, no siempre a nivel personal pasa de tener ganas de muchas cosas y eso tiene que ver con que somos un grupo de afectos y buscamos eso también transmitir en cada ocasión, que la gente se sienta cerca, bien, abierta, en el sentido de disponerse a una experiencia, relajar las barreras. Eso buscamos...", plantea.

Lo hacen a través del cine, la fotografía, el collage, la plástica, el pensamiento, la filosofía y con la música siempre entrelazada con todas las artes.

"Apuntamos a poder desplegar durante la mayor cantidad de tiempo posible en nuestra vida esa sensibilidad abierta, a lo sensible", comenta. Pero además, con una mirada profunda y reveladora porque Vibra el Aire "nació un poco en un deseo compartido con mi hermana, con ganas de hacer algo juntas y muy vinculado al paisaje nuestro. Queremos abrir territorios culturales y sentimos presente el hecho de que habitamos una geografía que es muy antigua. Estamos empezando a desplegar con Mariana Baraj una gira entre Tandil, Olavarría, Sierra de la Ventana y Bahía Blanca".

Es que son conscientes de que "esta geografía es la más antigua del planeta y hay como una apertura a eso. Tenemos los pies sobre esta tierra y y eso nos conecta con una antigüedad muy amplia. Queremos ser conscientes de eso también", señala Florencia Magnaterra, dispuesta a multiplicar ganas, entusiasmos y sentires.

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