Viento en Contra: "Es preferible pagar por tonelada de residuos recuperados que por tonelada enterrada"
La Cooperativa Viento en Contra nació bajo la necesidad de dignificar y revalorizar el trabajo los recuperadores de residuos. La historia de una lucha incansable contra la informalidad, y la esperanza de contribuir a la salud ambiental de nuestra ciudad.
Viento en Contra funciona desde el 2019, y cuenta con alrededor de 40 recuperadores de residuos, aquellos llamados "cartoneros" que históricamente han sido parte de los números del desempleo y la precarización laboral, pero que gracias a la Cooperativa han logrado encontrar una red de apoyo y dignidad. Su galpón de acopio se encuentra a las afueras de Olavarría, en Bolívar al 927, pero tiene las puertas abiertas de lunes a sábado para quienes desean acercar sus residuos reciclables.
"Uno de los intereses de la Cooperativa es poder llegar a la gente, a todos los vecinos del municipio y de los alrededores, y lograr que todos aprendan e incorporen el hábito de la separación de residuos", dice la vocera de la Cooperativa, Jessica Semanyszyn. Para eso, Viento en Contra cuenta con un grupo de promotoras que, puerta a puerta, distribuyen de forma gratuita información sobre el reciclaje, la separación de residuos y el trabajo de la organización. Además, invitan a través de jornadas de concientización en el centro de la ciudad y en los diversos EcoPuntos de Olavarría, destinadas a acercar a la comunidad información sobre las diferentes reglamentaciones que existen alrededor de los envases, el manejo de residuos y la conciencia ambiental.
Este grupo de trabajadores destaca por ese poder de organización que dejan ver a la sociedad en sus actividades públicas. Según cuenta Jessica, el objetivo principal de la Cooperativa no es sólo el de brindarle a los recolectores de residuos seguridad, dignidad y trabajo formal, sino también que su labor sea reconocida por la importancia que ostenta: contribuir a través de un manejo responsable del plástico, el cartón, el vidrio, el papel y otros residuos recuperables y reciclables a que nuestra ciudad y la zona sea cada día más salubre y limpia para quienes vivimos en ella, ya sean seres humanos o animales.
"Es importantísimo dignificar el trabajo de los compañeros de la Cooperativa porque, antiguamente, la gente veía un ‘cartonero’ con un carrito en la calle y le decía ‘ciruja’, o lo insultaban por abrir las bolsas. Hoy nosotros queremos que la sociedad los considere igual de importantes que cualquier otro trabajador. Los recuperadores de residuos merecen respeto, condiciones dignas y también apoyo de la comunidad y la Municipalidad… el trabajo nuestro es a pulmón, porque a diferencia quizás de una empresa, nosotros nunca contamos con demasiado capital, el dinero y los insumos salen muchas veces de nosotros", explica Semanyszyn, quien comenzó a participar dentro de Viento en Contra hace dos años, movilizada por su interés en contribuir a la salud ambiental de Olavarría.
La Cooperativa recorrió un largo y difícil camino antes de asentarse en Bolívar al 927. Conformada por ex trabajadores de una ex cava ubicada en la ruta 226 y por los cartoneros de la ciudad y la zona, comenzó a funcionar en 2019, en un galpón cedido por la Municipalidad en la zona del Matadero. Sin embargo, los conflictos con los vecinos de la zona eran constantes, agotadores, por lo que debieron mudarse.
Finalmente, Viento en Contra pudo alquilar un espacio propio en la ex cerealera Juaiek, donde aún hoy se encuentran instaladas la balanza electrónica que compraron con sus propios fondos, una prensa casera adquirida con un préstamo de la Municipalidad, y a donde llevan todos los recuperadores el fruto de su trabajo cada jornada, o los propios ciudadanos de Olavarría acercan sus materiales reciclables.
La Cooperativa trabaja en articulación con el programa ambiental Ecosoñarte, el cual funciona desde el año 2012, y según Jessica, quienes forman parte de ella saben lo que hacen. "Estamos siempre en contacto con Universidades, hemos participado en sus charlas antes y durante la pandemia, donde nos informamos de todo lo relacionado al manejo de los residuos. Estamos nucleados bajo el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y trabajamos con la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACCYR). Por eso en nuestras jornadas buscamos transmitir eso, y lo aplicamos a nuestro trabajo", afirma Semanyszyn.
Así, la Cooperativa no es sólo un espacio de trabajo formal y remunerado, tan necesario para quienes han vivido por décadas y décadas en la precariedad o que se vieron desempleados hace unos años. Viento en Contra es el reflejo de que, como comunidad, cada día avanzamos un poco más hacia una salud ambiental más completa.
Jessica celebra que, en los últimos tiempos, en Olavarría y la zona se ha avanzado con el cuidado del ambiente, y que ese avance no sólo se debe a las instituciones y a la Cooperativa, sino también a un cambio de actitud en los propios habitantes de la ciudad.
Sin embargo, aunque advierte que estos avances son positivos, sostiene que aún queda mucho por hacer.
"El rol de los recuperadores logra que muy pocas cosas realmente se descarten, reduce los costos del servicio de transporte de deshechos… la gente a veces se queja de que pasa menos días el camión de residuos por su cuadra, pero nosotros que trabajamos directamente con las bolsas de basura, sabemos que desde que se separan los residuos en la bolsa queda muy poco. Ese poco que queda, hay que esperar a que la gente aprenda a compostar y va a ser todavía menos lo que llegue al relleno sanitario. Sin esta separación, el relleno acumularía todavía más material que nunca se degrada y que contamina… aunque Olavarría no tenga un basural a cielo abierto como otras zonas del país, no quita que lo que se todavía entierra en el relleno contamine y mucho, la tierra, a los trabajadores, y a los vecinos", expone Jessica, muy segura de que los grandes cambios ya han comenzado a pesar de lo que aún falta conseguir.
De acuerdo a Jessica, Argentina es un país pionero en el "reciclaje con inclusión social". Semanyszyn asegura que "los carritos en la calle no van a desaparecer", y que los programas de sanidad ambiental deben incluir siempre a los recuperadores de residuos, para así establecer un marco de protección y regulación a quienes se dedican a este oficio. "Ellos se inventaron su propio laburo, nadie se los dio. Hoy por hoy, tanto el carrero como el recuperador en planta como la promotora, me parece que son más que necesarios y debemos ser reconocidos y amparados... Es preferible pagar toda la vida por tonelada de residuos recuperados que por tonelada enterrada".
La existencia de la Cooperativa prueba que el cuidado del ambiente no es sólo un trabajo individual, sino un compromiso colectivo de todos los actores sociales, desde el más grande al más pequeño.