WhatsApp, Instagram y Facebook, en ronda para escuchar una poesía o recrear cuentos

"Se nos está convirtiendo en un ritual de todas las noches", "¿Hoy hay poesía? La estamos esperando", "¿Por qué a mí no me mandás un poema?" o "No vale, contá otro capítulo". Esas son las frases que a diario escucha Diego Rojas tras tomar la decisión de resignificar la cuarentena y aprovechar el tiempo de aislamiento para promover la lectura usando las redes sociales como puente. "¿La devolución? Realmente, me emociona", responde el escritor.

Julia escuchó el poema "Yo, ratón", de Laura Devetach, y decidió dibujar su propio ratón en una cartulina y darle color con temperas y fibras. "Se nos está convirtiendo en un ritual de todas las noches", escribe Cintia y detrás aparece el audio de su hijo agradeciendo la poesía. El menú también hay cuentos cortos y en todos los casos son reenviados casi de inmediato pero hay quienes se reservan para la noche compartirlo junto a sus hijos o nietos. "Un día me demoré porque era sábado y me puse a cocinar y los mensajes comenzaron a llegar preguntando ´¿Hoy hay poesía? La estamos esperando´. Ahí mismo dejé de hacer todo y retomé el envío de mensajes", dice Diego Rojas, el escritor infantil que en medio de la cuarentena y sin moverse de su casa se las ingenió para promover la lectura a través de las redes sociales.

La iniciativa no tardó en viralizarse y en generar una demanda espontánea: "son varios los que reclaman ´por qué a mí no me mandás poesías´, lo que demuestra que en el fondo todos somos niños que queremos que nos lean", reflexiona con entusiasmo el autor que además es docente y bibliotecario.

Todo surgió cuando el virus fue pandemia y obligó a la suspensión de clases. Ahí fue cuando la opción fue "preparar mis clases de Biblioteca para que los alumnos del colegio continuaran con el llamado Plan de Continuidad Pedagógica y luego de entregada las actividades me di cuenta que estos días de encierro, si bien los aprovecho para leer por placer, para el espacio ´Mil y un Libros´ (columna radial de 98POP) o escribir, entre otras actividades, no tenía a mis alumnos para leerles ni compartir con ellos las lecturas", admite el escritor.

En medio de noticias cruzadas y de decretos que derivan en aislamiento obligatorio, con necesidad de cuidarse y cuidar a los demás "se me ocurrió la idea de regalar poesías por WhatsApp. Es un medio que tantas veces utilizamos para comunicarnos con seres queridos que están cerca o lejos y por hoy circulan audios truchos que desinforman y generan temor, me pregunté por qué no enviar un audio que llegue al destinatario con una poesía", plantea Diego Rojas. Desde ese día y todos los días "voy grabando poesías para niños y las envío a mis contactos para que ellos las repliquen a los suyos y se forma una cadena de versos", cuenta.

Jamás imaginó que ese universo que tan familiar le resulta y tanto le atrae sería "tan bien recibido por muchos adultos que están desacostumbrados a la escucha literaria iba a ser tan bien recibido. Me escriben por mensaje que lo escuchan y lo comparten con sus nietos que están en otras ciudades y que es un ´mimo de abuela´. Hay otros que lo reciben a la tarde pero lo escuchan a la noche al momento de dormir con sus hijos", valora.

Lo mismo sucede las escuelas y jardines de infantes. Las docentes comparten estas poesías con sus estudiantes para que las escuchen en familia.

Sin fronteras

Pero a Diego Rojas le gusta leer cuentos en voz alta. Entonces desde su Facebook "Diego Javier Rojas" y en Instagram (@diegojavierrojas) los días lunes, miércoles y viernes lee un cuento acompañado por el libro. "Ahí las respuestas son similiares y de mucho agradecimiento. Por ejemplo, cuentos como "El hombrecito verde" de Laura Devetach fue enviado por docentes a las familias el 24 de marzo por la temática del cuento y por ser Devetach una de las autoras censuradas", ejemplifica, mientras se pone en evidencia su compromiso social, además del literario.

"Hay familias que se comunican por privado y dicen que en la sobremesa miran el video y comentan sobre el cuento o capítulo leído", dice el autor. Algo impensado era que por medio de estas redes y sin moverse de su living pudiera traspasar las fronteras como ocurrió con "un niño que desde Chile me pedía más cuentos porque me miraba. Emoción total".

En ese mundo on line también se evidencia "el agradecimiento de los autores, ilustradores y editoriales que encuentran en mi voz una manera de promoción. Por ejemplo a veces me gusta dejar con ganas de que vayan a buscar, cuando pase la cuarentena, en la biblioteca y la librería, entonces leo el capítulo de alguna novela y me escriben diciendo ´no vale quiero más, contá otro capítulo´ o ´nos dejás con ganas de más´". Entonces misión cumplida", se repite cada día el escritor.

Las poesía a través del WhastsApp o los cuentos por las redes sociales no solo lo movilizan sino que "al leer las respuestas me emociona. Nuevamente la lectura, la literatura y ya saquemos el adjetivo infantil porque emociona al adulto, vuelve a unir lazos, cercanos lejanos, pero como en tiempos lejanos, reunidos alrededor de un fogón para escuchar, en este caso alrededor de un medio electrónico como el celular o la PC para disfrutar de un texto literario. Y de ese modo derribar el mito de tecnología versus lectura", concluye Diego Rojas.