Copito: un perro penitenciario que en su primera jornada laboral detectó drogas
En su debut laboral en un nuevo destino, Copito, un perro penitenciario, detectó drogas en seis encomiendas enviadas por familiares de detenidos a la cárcel bonaerense de Urdampilleta.
Copito es un Labrador Retriever color dorado que desde el miércoles pasado fue destinado a la Unidad 17 del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), para colaborar en las tareas de requisa, y en su primera jornada laboral "marcó" seis paquetes en los que luego se encontró marihuana y anfetaminas.
Los familiares enviaron a los internos 135 gramos de marihuana y 65 pastillas de anfetaminas ocultas en distintos elementos: paquetes de galletitas, de fideos, en carne picada y en las fichas de cables de alargue, pero Copito pudo detectarlo.
El perro nació el 20 de marzo de 2018 y ya a los 45 días comenzó con los entrenamientos para detectar estupefacientes. Luego de un año de preparación junto al guía Alejandro Alonso, un oficial del SPB, Copito cumplió funciones en la Dirección de Cinotecnia que tiene base en la localidad platense de Lisandro Olmos.
El perro participó en varios operativos de búsqueda de estupefacientes en establecimientos penitenciarios ubicados en la capital provincial, hasta que la semana pasada Copito fue destinado a prestar servicio en la Unidad 17 Urdampilleta, sumándose a otros tres perros, dos especializados en seguridad y uno en búsqueda de personas.
Así fue que este fin de semana Copito junto a su guía, el Sargento 1º Fernando Suárez, logró detectar elementos que no pueden ingresar a los penales en seis de las encomiendas que señaló.
El labrador fue adiestrado en la detección de drogas (marihuana, cocaína y anfetaminas) en la Dirección de Cinotecnia, que depende de la Subdirección General de Resolución de Incidentes y de la Dirección General de Seguridad del SPB.
"El trabajo de Copito es un indicador claro del trabajo profesional que el guía realiza con su perro, lo cual agiliza la labor de la sección requisa y acompaña a los agentes optimizando tiempo y recursos. Permanentemente nos ocupamos de perfeccionar cada área de trabajo mediante la capacitación y la inclusión de recursos que permitan optimizar nuestra función", remarcó el inspector Mayor Darío Castagnino, Jefe del Complejo Penitenciario Centro Zona Sur.
Previo al trabajo de Copito, personal penitenciario realizó la habitual desinfección y sanitización de las encomiendas que se recibieron por parte de familiares o allegados de los detenidos, tal como lo establecen los protocolos en relación al Covid-19.
La Policía Local intervino para confirmar, mediante la aplicación de reactivos, que se trató efectivamente de estupefacientes, quienes confirmaron que se trató en total de 135 gramos de marihuana y 65 pastillas de psicofármacos.
Luego los internos fueron informados sobre las faltas cometidas por los ciudadanos remitentes de las encomiendas y se dio intervención al fiscal Lucas Moyano, quien es el titular de la UFI Nº 19 de Estupefacientes, perteneciente al Departamento Judicial Azul con sede en Olavarría.
"Formación lúdica"
El Servicio Penitenciario Bonaerense cuenta con 188 perros, 67 de los cuales cumplen funciones en la sede central de la Dirección de Cinotecnia, ubicada en La Plata, y 121 se encuentran distribuidos en las cárceles de la Provincia.
Los canes se especializan en cuatro variables: seguridad, o búsqueda de personas, de explosivos o de estupefacientes.
Diego San Sebastián es el titular de la Dirección mencionada, y explicó que "la base del entrenamiento es el juego. El perro lo que busca es una toalla para jugar".
"Los labradores son juguetones y eso los hace mejor para esta tarea. Desde cachorritos se los prepara con toallas aromatizadas con olores similares a la marihuana, la cocaína y las anfetaminas. Ellos buscan la tolla para jugar", detalló San Sebastián.
"Estamos orgullosos de Copito, él es muy operativo. En su primera jornada laboral en su nuevo destino mostró todo lo que aprendió", agregó el funcionario penitenciario.
En los operativos, cada vez que el perro detecta el olor a droga, se le da una toalla para que juegue unos dos minutos, y luego vuelve a repetirse la búsqueda, que para el perro es un juego.