"Soy un hijo de la nada, un hijo de nadie y quiero dejar el precedente de que las cosas se pueden hacer bien viniendo de abajo si uno tiene corazón. Para la política no sirven los que no tienen corazón". Con esas palabras Juan Gasparini, alias "Chinchu", se autodefinió durante la presentación de la historia novelada de su vida, en la última jornada de la Feria del Libro.

"Chinchu, El hombre que torció su destino. De la calle al Palacio Municipal", se llama el texto que narra su historia junto a la de Roque Pérez. Lo escribió un roqueperense, José María Rinaldi, y da cuenta de la biografía improbable del hombre que vivió en la calle, llegó apenas a estudiar hasta primero inferior, sufrió los latigazos de su abuelo y la miseria pero creyó tanto en sí mismo que consiguió ser tres veces intendente de Roque Pérez, de la mano del peronismo.

A pesar de que gobierna un municipio de tradición más bien conservadora, logró imponerse en las urnas una y otra vez a fuerza de trabajo: desde la refacción del hospital local hasta la creación del evento ya clásico "La noche de los Almacenes", pasando por la inversión en educación. Roque Pérez lleva hoy su marca y es un ejemplo de que cuando hay voluntad, hay herramientas para transformar la realidad.

"Estas cosas sólo pasan en el peronismo, es el único partido político que puede hacer intendente a una persona como yo", dijo cuando le tocó hablar en el stand de la provincia de Buenos Aires en el que se presentó el libro de ediciones Dinastía.

Cuando nadie creía que podía ser intendente, él ya firmaba haciendo un garabato breve y les contestaba a los que preguntaban por la extraña rúbrica que cuando fuera el jefe de Roque Pérez iba a tener que firmar muchos cheques y no iba a tener tiempo para perder.

"Siempre me quise mucho a mí mismo", suele repetir cuando le preguntan la fórmula para haber sorteado tantas adversidades.

Porque antes de ser intendente, Chinchu "hombreó" bolsas, "cuereó" nutrias y vendió turrones en el cementerio. También levantó quiniela. Más de una vez, fue preso por pelearse con la policía. La misma policía que se le tuvo que cuadrar cuando ganó por primera vez la Intendencia.

No se imaginaba en esa época que iba a tener que usar la misma firma que practicó para ser intendente para dedicar, décadas después, un libro sobre su vida.

Una vida que nunca fue fácil. Ni siquiera ahora, que pelea contra un cáncer sin descanso que lo obligó a delegar la Intendencia en uno de sus hombres de confianza para poder hacer un trabajo "que no sea 24 por 7".

"Una vida desoprolija"

Chinchu dice que no tiene vicios, pero que su única debilidad siempre fueron las mujeres. "Tuve una vida medio desprolija, cinco separaciones, siete hijos. Pero no reniego de mi pasado porque mi presente es mi pasado", dijo en la presentación, ante la mirada atenta de dos de sus hijas.

"Antes, se conocía Roque Pérez sólo por la antena de Canal 2", dijo orgulloso. "Yo aprendí de la miseria. Hoy en Roque Pérez, el que está internado en el hospital tiene una cama a control remoto y puede ver televisión", contó el hombre que se jacta de haberles dado una oportunidad a los que habían cometido delitos "porque si no sería un mal nacido".

La historia de un apodo

Hubo un tiempo, cuando Gasparini era chico, en el que en las carnicerías regalaban los chinchulines y las achuras. Él iba a pedirlas y el carnicero lo apodó Chinchu porque era alto y flaco.

Lo importante es luchar, no marearse con el poder y no tener rencores porque no sirven

Al principio le molestaba, pero con el tiempo entendió que se tenía que apropiar de ese apodo. Y hoy, si le dicen por el nombre que aparece en el documento ni siquiera se da vuelta.

"No me voy a entregar porque la gente me sostiene. Me parece un sueño haber llegado donde llegué sabiendo de dónde vengo. Lo importante es luchar, no marearse con el poder y no tener rencores porque no sirven" dijo al final de la presentación, antes de empezar a autografiar los libros.

Con el garabato que había ensayado cuando nadie creía en él salvo él mismo.

Fuente: Télam.com