El 29 de febrero de 1912, un suceso singular sacudió la ciudad de Tandil: la icónica Piedra Movediza, un fenómeno natural que había adornado la localidad durante décadas, colapsó ante la mirada de un público ausente. Con un peso de 300 toneladas y una altura de 5,75 metros, su caída dejó perpleja a la sociedad bonarense, desencadenando especulaciones que perduran hasta hoy.

La leyenda de la Piedra Movediza se remonta a la fundación de Tandil en 1823, cuyo nombre evoca varias interpretaciones, desde "piedra que late" hasta "peñasco que palpita". El equilibrio aparentemente imposible de la piedra sobre un vértice desafiaba las leyes de la física, añadiendo a su misticismo.

El misterio de la piedra movediza de Tandil: Un icono que cayó en un día singular

Desde el día fatídico de su desplome, las teorías sobre su caída se han multiplicado. Algunos culpan a canteristas molestos por la presencia de turistas, mientras que otros señalan una posible orden de Juan Manuel de Rosas para derribarla, frustrada por el fracaso de una yunta de bueyes. Científicamente, no se ha esclarecido la causa exacta, aunque se especula con el movimiento de las sierras debido a la actividad de las canteras o al desgaste de su base por las botellas de vidrio colocadas por visitantes.

A pesar de su desaparición física, la memoria de la Piedra Movediza persistió en la comunidad. En un acto cargado de simbolismo el 17 de mayo de 2007, se erigió una réplica en el mismo sitio, con la presencia destacada del presidente Néstor Kirchner y el gobernador Felipe Solá. Aunque esta réplica imita la apariencia de la original, no logra replicar su movimiento característico.

Hoy en día, los visitantes pueden ascender 264 escalones para contemplar la réplica desde un mirador, recordando así el legado de este emblemático ícono de Tandil, cuyo misterio sigue intrigando a propios y extraños.