"El problema es que no se piensa a la colilla como un residuo y poco se sabe de su toxicidad", dijo a DIB Marina Torrisi, estudiante de Gestión Ambiental y fundadora de la organización Colillas al Tacho, que busca concientizar e informar sobre la contaminación que provocan estos desechos.

Para eso, un grupo de jóvenes llevan adelante limpiezas masivas en calles, plazas y playas, y luego, con las colillas que juntan realizan las denominadas "montañas de la vergüenza" para que las personas vean la magnitud del daño.

En Mar del Plata, de donde es oriunda Marina, se juntaron la semana pasada más de 80.000 colillas y se expusieron frente al Museo MAR. "Así la gente pregunta y hasta se suma a las limpiezas, y es una buena oportunidad para generar conciencia", señaló.

Colillas al Tacho está inspirada en la organización global No más colillas en el suelo, que fue fundada por el ambientalista mallorquín Miquel Garau Ginard, y que ya tiene embajadores en varios países del mundo.

"El problema no se termina incluso en ciudades europeas donde hay ceniceros en las esquinas y severas multas para quienes tiran colillas en la calle porque lo que falta es información", reiteró Marina. "Sólo una colilla de cigarrillo puede contaminar hasta 50 litros de agua", añadió.

Las montañas de la vergüenza se empezaron a replicar en varias localidades. En Chascomús, por ejemplo, en una jornada de limpieza de poco más de una hora con 25 voluntarios se juntaron más de 10.000 colillas la semana pasada.

En su página de Facebook, Colillas al Tacho Argentina explica hay que preocuparse por las colillas porque "son de plástico, como las botellas, sorbetes, empaques, etc. (y sabemos bien que esto no debe arrojarse en el suelo)"; porque "son tóxicas ya que retienen sustancias nocivas que posee el cigarrillo" y "porque son muchísimas, 4,5 billones por año en todo el mundo". (DIB)