Con barbijos, con distanciamiento social, y sin cigarrillos ni mate. Ésas son algunas de las medidas que forman parte del protocolo de trabajo "estricto" que consensuó el Gobierno de Guillermo Montenegro con representantes empresarios y sindicales de la construcción para tratar de reactivar en el corto plazo las obras privadas.

En caso de que la administración de Axel Kicillof avale la posibilidad, las autoridades de aquella ciudad reconocen que este permiso se traducirá en un importante incremento en la circulación de personas en la vía pública pero al mismo tiempo insisten que el sector es clave para motorizar la economía que se vio repentinamente frenada por el aislamiento social, preventivo y obligatorio decretado por la pandemia del Covid-19.

Desde el Municipio estiman que serán poco más de 300 obras en las que se podrán retomar las labores en el ámbito de General Pueyrredon, según confiaron fuentes de la Secretaría de Obras y Planemiento Urbano.

Bajo ese análisis, y después de dos semanas de negociación, el Ejecutivo resolvió un protocolo, que entre otros lineamientos, establece la obligatoriedad de todos los trabajadores de utilizar barbijos, los cuales deberán ser provistos por los propios empleadores.

Antes del ingreso a la obra, se exigió también una desinfección e higiene de las manos con los elementos sanitarios correspondientes y un control a cada empleado, que consistirá en tomar la fiebre y hacer consulta sobre los síntomas que podrían dar cuenta del contagio de coronavirus.

Para ello, por ejemplo, a los obreros se les hará oler vinagre para que pueda descartarse la eventual pérdida del olfato, según se consignó en el protocolo oficial al que tuvo acceso este medio. También se desaconsejó el uso de transporte público para llegar a los puestos de trabajo, por lo que los empleadores deberán garantizar algún otro medio para el traslado.

*Por Twitter Galli anunció que se reanudará la obra de la planta L ''Amalí

Una vez dentro de la obra, los empleados deberán lavarse las manos "constantemente" y respetar el distanciamiento social de un metro y medio entre persona y persona. En aquellos trabajos que demanden la presencia de más de 10 personas, los ingresos y egresos serán escalonados con intervalos de diez minutos.

Entre las prohibiciones, se estableció la imposibilidad de tomar mates o de compartir cualquier otro utensillo, de fumar, de saludar con besos o brazos y de hacer alguna salida en el transcurso de la jornada laboral a algún comercio aledaño.

A la hora de almorzar, los empleadores deberán definir turnos y sostener el distanciamiento social entre el personal, que también deberá llevar sus cubiertos y otros elementos.

Respecto de los proveedores, se planteó la posibilidad de su presencia en el horario de menor movimiento de obra y que coloquen la mercadería en la vereda para evitar todo tipo de contacto. En caso de haya necesidad de ingreso, deberán acogerse a las mismas medidas que rigen para los trabajadores.

El protocolo también exige medidas en la vuelta al trabajo: al llegar a la casa, se pidió a los trabajadores que conserven "buenas prácticas" sanitarias para disminuir el riesgo de contagio, entre las que se incluye el lavado general de la ropa utilizada.

Fuente: 0223