Muerto el perro, se acabó la rabia. Con base en ese dicho parece que se sustentan las decisiones del veterinario municipal Matías Gioffre, de Coronel Suárez quien determinó el sacrificio de dos perros raza dogo que atacaron a seis personas, entre ellas a un niño.

El funcionario contó que fue tras un contacto con el referente de Zoonosis provincial, "quien indicó que se cumpla con el protocolo de sacrificio humanitario del animal y envío y acondicionamiento de la muestra para ser analizada en el Instituto Pasteur, debido a la ferocidad que los animales mostraban".

Vale decir en este punto que nunca la culpa es del animal y que matarlos es la única herramienta que encontró un Estado sin políticas públicas de zoonosis y un dueño irresponsable. Además claro, de hechos anteriores que de haber sido tratados como correspondía, no hubiera habido personas lastimadas ni perros muertos.

Primeramente, aseguró que el mismo domingo -día del ataque a Benjamín Valencia, de once años- "se incautaron los animales y fueron dejados en custodia".

Se tomó la decisión, a raíz de que son perros potencialmente rábicos

Confirmó que los animales estaban en un galpón del Vivero Municipal en lugar de la Perrera, explicando que fue "porque se tomó la decisión, a raíz de que son perros potencialmente rábicos, de llevarlos a un refugio, y ante la ausencia de un centro de detención, determinamos que ese lugar era el indicado para que los animales estén en aislamiento sin contacto con ningún otro animal ni persona, a excepción del profesional".

Agregó que ellos siempre están con necesidad de infraestructura, pero que, "ante la urgencia de deber darle continuidad a un protocolo, lo que se hizo fue llevarlos a un lugar de aislamiento".

Hace 9 meses, en la misma ciudad y tras más de 13 años murió una mujer con rabia tras ser mordida por un gato. En aquel momento se dispuso la vacunación compulsiva contra la rabia en la zona, pero no es una práctica constante desde el Municipio.

Indicó Gioffre que los perros estaban cumpliendo el correspondiente tiempo de observación, que se trata de un plazo de quince días. En ese transcurso atacó a una de las veterinarias y ahí decidió sacrificarlos.

Es evidente que si los organismos municipales hubieran actuado con el primer caso de mordedura, cuando lastimaron a un joven hace más de un mes, los cinco casos posteriores de mordedura, no deberían haberse producido.

La irresponsabilidad del propietario de los dogos y la ausencia del Estado Municipal haciendo el contralor correspondiente, son los que provocaron este lamentable resultado que terminó con personas lastimadas y los dos perros muertos.

Con información de la Nueva Radio Suárez