Punta Tombo: mató un centenar de pingüinos y, con una topadora, aplastó 140 nidos
El último domingo, sin autorización, una persona abrió un camino con una topadora en un campo lindero a la reserva natural de Punta Tombo -en la costa atlántica de la provincia del Chubut- y aplastó 140 nidos de pingüinos. Además, en el lugar, cerca de un centenar de ejemplares de esos animales murieron víctimas de una cerca electrificada.
En la zona, en esta época hay una gran cantidad de pichones de pingüinos. Lo habitual es que cada nido esté ocupado por una pareja de adultos y al menos una cría. En la colonia hay actualmente alrededor de 600 mil ejemplares. Y ya nacieron los pichones.
Cada pareja tiene dos, pero solo uno sobrevive debido a la falta de alimentos y a los predadores. Este es, además, el momento del año en que la reserva -que cubre una superficie de 210 hectáreas- es visitada por la mayor cantidad de turistas.
El ministro de Turismo de Chubut, Néstor García, dijo que se había presentado una denuncia penal por "los repudiables hechos ocurridos en Punta Tombo" y que, por el momento, se dejaría todo en manos de la Justicia. La denuncia se realizó ante la fiscal de Rawson Florencia Gómez.
Desde la cartera de Turismo provincial informaron que el camino no autorizado llega hasta la costa. "En este caso, el dueño del campo es el afectado. No sabemos cuáles eran las intenciones del muchacho que ingresó", explicaron. También dijeron que se trataría de una persona de entre 30 y 35 años que ya estaría identificada: sería familiar del propietario del lugar.
Los desmanes fueron descubiertos por guardafaunas de la reserva que realizaban una inspección ocular. La topadora, de gran porte, también causó destrozos en alambrados. Y no se descarta que haya más pingüinos muertos, ya que la colonia se dispersa sobre una superficie de varios kilómetros.
- Punta Tombo es la colonia continental del Pingüinos de Magallanes más importante del mundo. En febrero, con la llegada de los juveniles, la cantidad en el lugar llega al millón de ejemplares.
La fiscal Florencia Gómez ordenó medidas en la causa iniciada, que en principio lleva la carátula de "maltrato animal". No se descarta que en el expediente se agreguen otras imputaciones una vez que se termine de relevar el lugar y se lleven a cabo algunas pericias.
El episodio recuerda el empetrolamiento masivo de pingüinos que ocurrió a fines de la década del 90, en el que murieron cerca de 20 mil ejemplares.
"A lo largo de la investigación iremos evaluando si se le imputa otro delito. Estamos realizando toda la investigación preliminar para saber la magnitud del impacto", expresó Gómez.
Indicó la fiscal que se investiga si el hombre abrió el camino con el objetivo de hacerse de un "acceso directo a la costa", para lo que debería haber pedido una autorización previa, que a la vez exige un análisis del impacto ambiental.
Según las fuentes consultadas por este diario, aún no hay una evaluación definitiva sobre el daño causado, además, al medio ambiente. Desde Turismo de Chubut sí aclararon que el responsable de los daños "no es el propietario del campo lindero a la reserva, como se había informado en un primer momento".
Luego de dos años sin recibir visitantes debido a la pandemia, el Área Natural Protegida Punta Tombo, ubicada 100 kilómetros al sur de Rawson, capital del Chubut, quedó habilitada al público en septiembre pasado, ante la llegada de las primeras mangas de pingüinos de Magallanes de la temporada.
Los pingüinos fueron llegando "por mangas" a la reserva para dar inicio a la etapa de apareamiento, incubación y adiestramiento de las nuevas generaciones.
Los primeros ejemplares en llegar son los pingüinos machos, que comienzan de inmediato a reacondicionar sus nidos, y luego inician su "desembarco" las hembras, que en pocas semanas comienzan a poner los huevos y -tras 40 días de incubación compartida con el macho- vigilan el nacimiento los pichones.
Tanto las hembras como los machos preservan el nido y alimentan a las crías con anchoítas y calamar que pescan en las aguas del mar cercanas a la costa.
Los pichones nacen cubiertos de un plumón gris oscuro que en febrero mudan por un plumaje juvenil que les permite realizar sus primeras incursiones en el mar para buscar su propio alimento, a la espera de adquirir el plumaje adulto.
Con información de: Clarín