Así este goleador del fútbol olavarriense y hoy empresario de profesión encuentra razones para explicar como él aumentó el ritmo de su actividad mientras la inmensa mayoría se achica. Sentado en su casa, ubicada al frente del taller en trance de ampliación exhibe con modestia pero con satisfacción evidente algunas de sus obras, tan agradables a la vista como notoriamente adecuadas para cumplir sus funciones.

"Al final terminé especializándome en muebles industriales" después de unos cuantos años de trabajo duro en un oficio que comenzó a ejercer mientras lo aprendía con apenas diecinueve años. La escuela nunca le atrajo demasiado y descubrió los placeres y ventajas del estudio ya adulto, cuando comenzó a profundizar en los saberes de la metalurgia.

En tercer año del Comercial decidió interrumpir la escuela secundaria y comenzar a trabajar con su padre, pintor de obra.

Pero ese tipo de construcción no le atraía y merced a la intervención de un cuñado comenzó a trabajar en la firma Impo Civil, a la que sigue agradeciendo el impulso y la ayuda que recibió cuando decidió independizarse.

En esa empresa no sólo descubrió el mundo de la soldadura, algo de lo que desconocía todo, sino que encontró algo más, algo que tuvo una influencia decisiva en todos los órdenes de su vida, incluyendo su trabajo: el amor.

En la misma firma trabajaba en el área administrativa Sabrina, quien hoy es su esposa y madre de su hija de un año y medio, Luna.

Carlos tiene otro hijo, fruto de una relación de adolescencia, ya que él apenas tenía dieciocho años cuando nació Agustín, quien hoy tiene una excelente relación con su padre y su actual esposa.

La firma se llama ASC que son las iniciales de Agustín, Sabrina y Carlos. Luna no había nacido cuando se constituyó la empresa, tres años atrás.

"Es que yo soy muy familiero. Para mí la familia es lo más importante, dice Carlos, como si necesitara justificarse.

El supo jugar años atrás en el Racing que disputaba el Argentino "B". Siempre fue centrodelantero, como su ídolo Martín Palermo. No abandonó el fútbol y hoy juega en Villa Mi Serranía que participa en Colonias y Cerros. Carlos es uno de los goleadores históricos de esa categoría.

En un amplio terreno de Alsina al 50, en el barrio La Araña, la pareja de Carlos y Sabrina comenzó a construir su casa. Pero las dificultades eran muchas y la obra se prolongaba interminablemente.

Entonces Carlos tomó una decisión drástica: dejar su empleo. Además de decirle que estaba loco Sabrina le preguntó qué pensaba hacer entonces. "Primero terminar la casa, le dije, después hacer algunos trabajos", rememora.

Sabrina le dio su apoyo incondicional y el matrimonio comenzó a vivir con un solo sueldo. Pero la casa se fue terminando.

Un amigo le encargó su primer trabajo como independiente: "fue una reja. En ese momento la tuve que armar en el piso porque todavía no había podido comprar las cosas indispensables para trabajar. Así que la rejita me quedó medio torcida, pero mi amigo me dijo que estaba hermosa. No sé, ahora que la veo me parece menos torcida, pero en ese momento yo creía que había quedado mal".

Poco a poco fue comprando los elementos necesarios. Su anterior patrón "habló con la ferretería Galarza para que me dieran herramientas y que yo las pagara como pudiera", algo que sigue agradeciendo tanto a la firma Impo como a la ferretería.

Sabrina es licenciada en administración de empresas, por lo que su apoyo fue más allá de lo moral y económico. Aportó también sus saberes en materia de gestión empresarial y fue ella quien le convenció de que debía mostrar lo que hacía.

Así vía Facebook e Instagram Carlos comenzó a exhibir en las redes sociales varios de sus trabajos, mostrando por ejemplo un bajomesada que le encargaron mejorar, con las fotografías de antes y después.

Lo concreto es que un mueble de metal que él tiene en su hogar fue visto por más de veinte mil personas y algunas de ellas le encargaron otro igual.

"Cuando llegó la pandemia todo explotó. Con la cuarentena nos llovieron los trabajos. La verdad es que no no podemos quejar. En Hierros González me dicen que a mi me está yendo bien mientras a casi todos les va mal", señala Carlos.

Para él la explicación pasa porque la gente está invirtiendo en su hogar dinero que antes de la pandemia invertía en turismo, fundamentalmente.

Y mientras más trabajos concreta tiene más para mostrar, como los trabajos que hizo para una cervecería céntrica, incluyendo un frente que hoy mucha gente admira y la lleva a preguntar quién es el autor.

Hoy ASC tiene tres empleados cuando al principio y hasta hace muy poco sólo había uno. Además cuando tienen trabajos mas grandes, como el de la cervecería, se contrata personal eventual.

Todavía hoy, a pesar del problema de trabajo que existe, la falta de mano de obra calificada sigue siendo un problema importante para la actividad productiva: "nosotros tratamos de ir enseñando a medida que avanzamos. Pero para las empresas en general la falta de gente preparada es un problema", admite Carlos, alguien que fue subiendo uno a uno todos los peldaños del oficio.

Y no le fue nada mal.