En la causa interviene el fiscal Rodolfo De Lucia, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio Nº 20 de Bahía Blanca, ante quien se negaron a declarar el bahiense Horacio Ariel Menéndez y el pigüense Nelson Horacio Cabral, los dos acusados detenidos en las últimas horas como presuntos miembros de la red delictiva en el marco de nueve allanamientos que se concretaron la semana pasada en Bahía Blanca y Villa General Arias.

Según fuentes que cita el sitio web La Nueva, el hombre que es señalado como el presunto líder de la organización, identificado como Eduardo Damián López, ya se encontraba detenido desde mayo de este año cuando fue apresado en el marco de un operativo policial. Se cree que fue la persona que escapó en de un vehículo interceptado en medio de la ruta por policías lapridenses, el miércoles 12 de diciembre de 2018.

Un día antes policías de San Jorge encontraron una pick up Toyota encajada y abandonada en un camino vecinal, cargada con agroquímicos (60 bidones de glifosato y atrazina), que luego se estableció que habían sido robados horas antes de un galpón del establecimiento Fortín República, ubicado a 3 kilómetros del lugar.

Mientras investigaban el caso y realizaban rastrillajes por la zona, procurando dar con los ocupantes de la camioneta Toyota, los funcionarios policiales divisaron una Fiat Ducato en la que circulaban tres personas. Una de ellas, con el torso desnudo, bajó raudamente y escapó a campo traviesa. Las autoridades presumen que el prófugo era Eduardo Damián López.

En tanto, fueron aprehendidos los otros dos hombres que iban en la Ducato por "desobediencia y resistencia a la autoridad e infracción Artículo 189 bis del Código Penal", ya que al descender del vehículo increparon a los uniformados y por el hallazgo en un rastrillaje de un arma de fuego con su cargador y proyectiles; y por "robo", teniendo en cuenta que dentro de la combi encontraron una hidrolavadora a explosión marca Niwa que había sido sustraída en el establecimiento Fortín República.

La operación

De acuerdo con las fuentes oficiales que citó el sitio La Nueva, la banda que se cree fue desarticulada días atrás recaudaría unos 50 mil pesos por semana por la venta de la carne de animales que serían sustraídos en las zonas rurales de Bahía Blanca, Pigüé, Azul, Olavarría y Tandil. En ese sentido, se planteó que en el mercado negro el valor de un vacuno faenado ronda los 18 mil pesos.

Según trascendió, el análisis de escuchas telefónicas llevadas adelante por la policía durante tres meses permitió conocer cómo sería la operatoria de los imputados, quienes en ocasiones despostaban los animales en los campos, y como sello distintivo, les cortaban las orejas y las escondían entre los árboles. También solían cortar las patas de los vacunos en las primeras falanges y las dejaban juntas en un lugar.

Y otra de las particularidades detectadas es que la mayoría de los hechos se producía en noches de luna llena, cuando existe mayor luminosidad para poder llevar a cabo el robo de ganado en los campos.

Sobre el destino de la carne, los investigadores determinaron que generalmente era vendida a dos carniceros de Bahía Blanca y a un particular de Punta Alta, si bien uno de los comercios bahienses dejó de funcionar tras el arresto de López.

Pero, asimismo, parte de la carne también habría sido vendida en Olavarría y Tandil, dos de las zonas rurales adonde habría comenzado a operar con el tiempo el presunto líder del grupo que se cree que desde "hacía más de 15 años que venían cometiendo robos de ganado y agroquímicos, piratería (del asfalto) y otros delitos", en virtud de las fuentes oficiales a las que accedió el sitio La Nueva.

También aseguran que López habría estado involucrado junto con otra persona en sustracciones de animales en establecimientos de Bajo Hondo, Coronel Dorrego y Tres Arroyos.

Personal del Departamento de Casos Especiales de la Policía de la Provincia de Buenos Aires investigaba a los detenidos y otros sospechosos desde febrero de este año, cuando revisaron residuos descartados por López y hallaron la tarjeta de uno de los teléfonos celulares prepagos con los que se comunicaba con el resto de los miembros de la presunta organización (se determinó que cambiaba el celular todas las semanas).

Finalmente trascendió que cuando los hechos eran consumados en otros sitios de la provincia, por fuera de Bahía Blanca, los acusados actuaban con apoyo local, quienes se encargaban de las tareas de inteligencia.