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En muy poco tiempo la liturgia nos hace pasar de la cuna de Belén a la madurez de Jesús, podríamos decir; de la cuna a los caminos de la misión. Al celebrar la festividad del Bautismo del Señor -el domingo siguiente a la Epifanía-, se cierra el Tiempo de Navidad y comienza el Tiempo Ordinario, en que meditaremos a Cristo, Salvador del mundo.

El Bautismo fue para Jesús dejar la vida silenciosa de Nazaret y el comienzo de su misión mesiánica. A lo largo de esos años fue descubriendo su identidad. Está a punto de iniciar su misión y busca a Juan Bautista, que predicaba junto al Jordán. Se pone "en la fila" hasta que le llegue el turno. Quiere ser bautizado, quiere inaugurar su tarea y se somete también a un bautismo de penitencia. Se ha hecho semejante a nosotros en todo, y por eso no se avergüenza de colocarse en la fila de los penitentes así como tampoco se avergonzó de nosotros cuando tomó sobre sí todos nuestros pecados, y subió a la Cruz como si fuese un delincuente.

Jesús nació de las entrañas de María, su madre, ahora, al salir del agua, oye al Padre Dios decirle: "Tú eres mi Hijo muy querido". (Mt. 3, 13-17). Así como María lo presentó a los pastores y a los magos del Oriente para que le adoraran, el Padre Dios lo presenta ante el mundo, señalándolo como su "predilecto". Igual que la estrella le distinguió entre la multitud guiando a los Reyes, Jesús ve cómo el Espíritu Santo -en forma de paloma- le reconoce entre la muchedumbre y va a posarse sobre él.

"En la fiesta del Bautismo de Jesús redescubrimos nuestro bautismo. Así como Jesús es el Hijo amado del Padre, también nosotros, renacidos del agua y del Espíritu Santo, sabemos que somos hijos amados ¡el Padre nos ama a todos!" (Papa Francisco).

Pongámonos también nosotros "en fila" con tantos bautizados para participar de esta Fiesta que nos eleva y dignifica y traigamos a la memoria del corazón al sacerdote que nos bautizó, a nuestros padres y padrinos renovando el gozo de ser hijos de Dios y hermanos de todos.

(*) Angélica Diez, Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe, Olavarría.