La última lluvia de la semana pasada, que dejó acumulados de 40 a 100 milímetros, terminó de complicar todo en el partido bonaerense de Bolívar, que lleva unos 700 milímetros en lo que va del año, cerca de los 1000 a 1200 milímetros de la media anual. Allí hay 100.000 sobre 500.000 hectáreas del distrito bajo el agua y un 40% de 1800 productores con afectaciones "muy graves" en su producción.

"Todo esto complica la cosecha gruesa y la producción ganadera y tambera, porque, además de que hay zonas que directamente están bajo el agua, se está haciendo muy difícil andar con las máquinas [cosechadoras] por los terrenos", señaló Fernando Alzueta, presidente de la Sociedad Rural de aquella ciudad. 

"A esto se suma que, como no se puede transitar por los caminos por la falta de mantenimiento, hay que embolsar los granos independientemente de la cantidad que sean y no es fácil conseguir embolsadoras para pequeñas cantidades", agregó.

Se está haciendo muy difícil la situación y, encima, se suma la entrada al invierno, que no es poca cosa

Según indicó, los productores afectados son, en su mayoría, de escala pequeña. "Bolívar es uno de los partidos con mayor subdivisión, de aproximadamente 80 hectáreas, por eso hay mucho productor mediano y chico que está muy afectado", indicó.

El dirigente ruralista detalló que el partido tiene dos sectores "muy complicados". Uno es de la ruta 65 en dirección hacia Carlos Casares, que es "la zona más productiva de Bolívar porque es donde están las mejores tierras". Allí hay sectores con 70 a 80% de anegamiento. La otra parte complicada es hacia el sudoeste, hacia la zona de Ibarra.

Detalló que el panorama se agrava donde no se hicieron canalizaciones. "Sería fundamental que lo que se llevan los gobiernos nacionales y provinciales por retenciones y un montón de impuestos distorsivos los volcaran al menos un poco en obras y que las hagan cuando estén dadas las condiciones, no cuando viene la emergencia porque, de lo contrario, son solo parches", reclamó el presidente de la Rural local.

Añadió que la producción lechera de la zona, que es relevante, atraviesa una "situación muy compleja porque no están dadas las condiciones para el correcto funcionamiento de los tambos".

"Se dificulta el ingreso de los insumos y la circulación de los camiones. Por eso, se está haciendo muy difícil la situación y, encima, se suma la entrada al invierno, que no es poca cosa", comentó.

Una situación similar se vive en el partido de Carlos Casares. "Está todo parado en esta zona", dijo la productora Cristina Raffaeli. Tiene su casa rodeada de agua, a cinco kilómetros al sur de la localidad de Hortensia, partido de Carlos Casares, y a dos kilómetros del camino real a Bolívar.

 Tenemos que esperar que venga un verano de seca para que el agua se evapore y poder volver a tener acceso a los campos

Explicó que desde junio del año pasado en su campo se empezó a acumular agua que provenía de otras zonas y, como en el verano no se fue, se juntó con las precipitaciones de los primeros cuatro meses de 2022.

"A nosotros nos llueve en el otoño y la primavera y tenemos que esperar que venga un verano de seca para que el agua se evapore y poder volver a tener acceso a los campos, algo que este año no pasó", indicó.

Junto a su hermana, la productora es propietaria de 50 hectáreas; de ellas 40 están bajo el agua. Además, alquilan otras 200 y de esa superficie 150 se encuentran inundadas. Hacen ganadería vacuna de cría, también cerdos y ovinos y, además, siembran para alimento de los animales ocho hectáreas de maíz y cuatro de soja. Señaló que por las inundaciones ya se murieron más de 25 borregos.

La productora reclamó por la falta de obras que ayuden a paliar la situación. "Es lamentable, porque pasan los años y sigo acumulando experiencias de este tipo y me da tristeza saber que es algo que voy a tener que seguir sufriendo porque nadie hace nada", indicó.

"Tenemos que postergar la producción porque no podemos cosechar y tampoco hacer pasturas, el terreno está muy inestable y encharcado. En las pocas hectáreas que a primera vista no están inundadas, si largás los animales en una semana te entierran la pastura", afirmó.

Pilar Vázquez para La Nación