El presidente Luis Arce denunció ante el pueblo boliviano y la comunidad internacional que grupos armados afines al expresidente Evo Morales han asaltado tres unidades militares en el Trópico de Cochabamba, tomando como rehenes a militares y a sus familias, y amenazando sus vidas. Arce subrayó que estos efectivos no intervienen en operativos, sino que solo están resguardando sus unidades. “Ellos son de origen popular, y muchos también tienen raíces indígenas originarias, como los policías a quienes estos grupos irregulares están disparando con armas letales y lanzando dinamitas”, señaló el mandatario.

El presidente describió la situación como un “acto criminal absolutamente condenable” que dista de cualquier legítima reivindicación social del movimiento indígena originario campesino. Según Arce, la toma de instalaciones militares y el control del armamento por parte de estos grupos es un delito de traición a la patria y una grave afrenta a la Constitución, a las Fuerzas Armadas, y al pueblo boliviano.

El presidente enfatizó que estas acciones buscan desestabilizar el país, generar una crisis económica y romper el orden democrático con el objetivo de acortar el mandato del actual gobierno, imponer una candidatura inconstitucional, y obtener impunidad en procesos judiciales en curso. “Estas acciones estrangulan económicamente al pueblo boliviano, afectando a trabajadoras y trabajadores, naciones indígenas originarias campesinas, y productores de todo el país”, dijo Arce.

El gobierno, aseguró el presidente, seguirá tomando medidas dentro del marco constitucional para restablecer el orden público, garantizar la paz social, y asegurar que el pueblo boliviano tenga acceso a recursos esenciales como alimentos, combustible y medicamentos, mientras defiende el derecho al libre tránsito y al trabajo.