Qué manera de iniciar el año, con semejante “bomba” que quedó activada el 2024, que está a punto de detonar en cualquier momento y la explosión afectaría a: todo el cronograma, organización, agenda de actividades, desarrollo del calendario, equipos clasificados a los torneos internacionales, inicio de la temporada 2025, planificación y desarrollo del año deportivo, equipos ascendidos, equipos descendidos, contratos firmados, vínculos laborales, instituciones deportivas sancionadas, dirigentes castigados, personal administrativo al borde de quedar sin empleo. Crisis total que afectaría además al balompié nacional en general.

El problema de Aurora y la supuesta suplantación de identidad del jugador Gabriel Montaño ha destapado el pozo de agua estancada, acumulada hace años, que hoy con el mencionado problema sale a la intemperie el gas tóxico y nauseabundo, contaminando el ambiente futbolero de un país como Bolivia que debe ahora protegerse de un nuevo asedio enfermizo y altamente peligroso, que afectaría una vez más a este deporte tan bello como es el fútbol. ¡Qué dura realidad!

¿Por qué tanta corrupción sale a la luz de un momento a otro? Y es que cada día que pasa se juegan más intereses, resignarse a perder no entra en la mentalidad de quienes se ven perjudicados. Ojo, que no justifico nada ni a nadie. Muchos de los temas controversiales que hoy sacuden a la opinión pública, eran conocidos como “secreto a voces” desde hace décadas. La diferencia de ese tiempo a este, es que hoy hay mucho dinero en juego.

Estudiando definiciones y conceptos, la palabra “corrupción” proviene del latín, corruptio, que significa, “acción de efecto de arruinar, destruir, devastar o pervertir.La corrupción es un comportamiento que se caracteriza por el abuso de poder, funciones o medios para obtener un beneficio económico o de otra índole. Algunos ejemplos de corrupción son: El soborno, la extorsión, el fraude, el tráfico de influencias, la suplantación de identidad y la alteración de documentos personales de un individuo, entre otros.

Desde su explosión global en la década del ´90, la corrupción ha irrumpido como un factor disruptivo en la realidad internacional. Jürgen Habermas (1998) habla de un marco internacional de tensión, resultante de la interacción de tres líneas de fenómenos que han atravesado el pasado siglo haciéndose especialmente complejas hacia su fin. Estas serían, la explosión demográfica, la aparición de un cuarto sector laboral (conocimiento y técnica de comunicaciones) y la actitud instrumental de la ciencia ante la naturaleza. A estas tres líneas, permítasenos sumar el proceso paulatino y creciente de democratización, además de los intereses comerciales que generan ganancias económicas a todo nivel en el mundo del deporte, sobre todo en el fútbol.

Al día de hoy, no existe país, región, bloque o continente que no padezca los efectos de esta realidad multifacética. Las distintas áreas de los Estados se han visto sorprendidas por prácticas corruptas que difícilmente parecen ceder ante los esfuerzos combinados de los actores sociales. Si bien la corrupción es un fenómeno complejo que admite múltiples explicaciones, nos centraremos en la clásica tríada de política, economía, sociedad y lastimosamente hoy también deporte profesional. Para adaptar a esta columna de opinión semanal, fútbol. ¡Qué gran pena!

Ya todo se ha dicho y hecho para tratar de salvar al menos al balompié boliviano de situaciones polémicas, sin embargo, cada día surge algo nuevo. Este deporte ya no se juega solo en la cancha; se han dado todos los caminos para encontrar: “la chicana jurídica”, la vuelta, la alternativa obscura, el “as” bajo la manga, “conejo oculto” dentro del sombrero del mago. De una forma u otra, “todo se puede”. La cosa es: cuánto se tiene, cuánto se paga, cuánto se recibe, qué se gana, qué se pierde y cómo se hacen las cosas… de nunca acabar.

Hace más de una centuria el escritor checo Franz Kafka reflexionaba en sus obras, dejando de lado definitivamente atrás el realismo decimonónico al convertir sus narraciones en parábolas de turbadora e inagotable riqueza simbólica: protagonizadas por antihéroes extraviados en un mundo incomprensible, corrupto y febril. Sus novelas reflejan una realidad en apariencia reconocible y cotidiana, pero sometida a inquietantes mutaciones que sumergen al lector en una opresiva y asfixiante pesadilla, plasmación de las angustias e incertidumbres que embargan al hombre contemporáneo, débil ante la propuesta tentadora de corromperse, sea cual fuere el tema o el trabajo en el que esté inmerso.

He querido navegar por el océano inmenso del conocimiento que me da la lectura para tratar de explicar, lo inexplicable del mundo dañino, de la realidad malintencionada y la corrupción que malogra nuestro ya depauperado fútbol boliviano.

A ver qué irá a pasar con el tema de Aurora, el joven Montaño y las sanciones, más las consecuencias que éstas afecten a los interesados.

Hoy en una incertidumbre total.

¿Cuándo hablaremos de fútbol?