A muchos nos recuerdan a nuestras abuelas. La bolsita de agua caliente, de arena o el ladrillo puestos un rato antes de ir a dormir bajo las sábanas, nos brinda un confort imposible de igualar. Las bolsas de agua caliente no son cosa del pasado porque aún se venden en negocios con fundas de diseño y colores diversos. Tanto para hacernos entrar en calor como para fines terapéuticos, no se dejaron de fabricar nunca.

El único secreto de la bolsa de agua caliente es una de las valiosas propiedades que tiene el agua: su elevada capacidad calorífica. Esto hace que se diferencie del resto de líquidos y sustancias en cuanto al almacenamiento de calor. Una vez que dejamos de calentar el agua, retiene durante mucho tiempo el calor y tarda en enfriarse. Por este motivo las bolsas de agua caliente se rellenan con agua. Aparte de ser un líquido que está a nuestro alcance, es una de las sustancias que tiene una mayor capacidad calorífica y por eso nos hace tan felices a la hora de descansar.