Cábala y cábala
La palabra cábala es polisémica en castellano. En la acepción que interesa, de acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española, es un "cálculo supersticioso para adivinar algo". También es sinónimo de suposición y de intriga. Además, refiere al "sistema de interpretación mística y alegórica de la Biblia judía" y al "conjunto de doctrinas teosóficas basadas en la Biblia, que, a través de un método esotérico de interpretación y transmitidas por vía de iniciación, pretende revelar a los iniciados doctrinas ocultas acerca de Dios y del mundo". Estas dos últimas acepciones fueron el tema de interés de un intelectual lejano como pocos al fútbol, terreno propicio por excelencia para el "cálculo supersticioso": Jorge Luis Borges.
El cabulero
Así como "cábala" es un término polisémico, el habla popular derivó en que, para diferenciarse de los estudiosos de la Cábala (es decir, los cabalistas, que no deben ser confundidos con los cavallistas de Domingo Cavallo, si es que quedan), aquellos que confían en las cábalas sean llamados cabuleros. Por derivación, la palabra debería ser cabalero. Ese vocablo existe en el diccionario, y remite al hijo que no es heredero. No se impuso "cabalero" para los afines a las cábalas (así como "bizarro" en castellano es sinónimo de valiente pero se popularizó como expresión de algo surrealista o grotesco, por influencia del inglés, hasta sumar la acepción correspondiente). El cabulero remitiría a algo llamado cábula. Y esa palabra existe.
La Cábala original
En el Diccionario de Americanismos se consigna que "cábula" es una derivación de cábala. Dos acepciones interesan: "Superstición basada en el uso de determinado amuleto o ritual para tener buena suerte en algo" y "superstición, creencia extraña a la fe religiosa y contraria a la razón". Aquel que frecuenta estas costumbres es el cabulero. Con lo que, de acuerdo a este diccionario, la cuestión no pasa porque al hombre afecto a las cábalas no se lo llame cabalero, sino que en rigor deberíamos hablar de cábulas. Pero, para no tentar a la mala suerte, mejor seguir con cábalas y cabuleros.