Corazón Inmaculado de María
Hoy celebramos la fiesta del Inmaculado Corazón de María. Una devoción que nos conduce a la vida interior de la Virgen. Cuando rezamos el Rosario vamos descubriendo y contemplando sus virtudes, sus gozos y tristezas…
Virtudes, gozos y tristezas son un componente en nuestras vidas y muchas veces necesitamos a alguien que sea lo suficientemente audaz y discreto como para animarnos a "deletrear" lo que se mueve en nuestro corazón. Todos hemos hecho esta experiencia de encontrar "gente de buen corazón", que al estilo de Jesús nos ha demostrado su cercanía, su empatía. Él mostró un amor extraordinario por todas las personas. ¿De quién habrá aprendido a relacionarse, a compartir? Si duda de sus padres María y José.
Contemplando el Corazón de María nos puede parecer que nosotros estamos muy lejos, que es inalcanzable y, sin embargo, es posible llegar a tener un corazón sabio, generoso, abierto. Mirar, contemplar ese Corazón es un camino de aprendizaje para luego , según las circunstancias de la vida, actuar en consecuencia como "lo haría María".
Celebramos ese designio de Dios que preparó en María, ese Corazón Inmaculado porque no fue tocada por el pecado, y por lo tanto, su interior es sin macha, sin egoísmo, sin todo aquello que "afea" nuestros corazones y nos hace actuar a veces como personas "poco confiables". El Corazón de María es un corazón puro, capaz de amar sin límites a todos, de recibirnos como somos, como estamos porque su tarea de madre es :" … escuchar nuestras historias, guárdalas en su corazón y hacerlas suyas presentándolas a su Hijo ".(Papa Francisco).
¿Cómo está tu corazón? ¿Cuál es el pulso cotidiano que lo mueve? Así como "medimos" el latido de las arterias que se genera cada vez que el corazón se contrae y comprobamos la frecuencia cardíaca de nuestro pulso , pasándolo al nivel espiritual y concreto de nuestro actuar conoceremos si es normal y regular ser nosotros mismos "gente de buen corazón" con los demás. Gente que se expresa en saber esperar, perdonar, compartir , siendo conscientes que no se aprende de repente . En esta tarea nos anima el padre Kolbe: "Recurramos a Ella con frecuencia, renovemos nuestra confianza en el Corazón de nuestra Madre. Pongamos toda nuestra vida en su Corazón santo e inmaculado y experimentaremos serenidad, aún en las dificultades cotidianas. Intentemos hoy, mañana, cada día y se dará un cambio en nuestras vidas y ese cambio será María que nos regala un corazón nuevo".