"La idea desde el inicio fue fomentar el deporte e incorporar a los más chiquitos porque veíamos que había cada vez menos y como cualquier disciplina se necesita un semillero para crecer y no se estanque", cuenta.

"Tenemos el lugar, que es fundamental y no en todos lados hay. El objetivo de la escuelita fue capacitarse y transmitir los conocimientos que es lo que más me gusta, que los chicos se enganchen y después depende de las ganas de ellos y si les pica el bichito de la competencia bienvenido sea", señala.

La Madrid ya compite en la Federación Argentina de Golf con algunos pequeños y lo hace en pruebas por equipos.

Como en cualquier deporte, la relación con los padres depende del vínculo que haya con el profesor. "La idea es que acompañen pero no les pueden decir para dónde tirar, ni qué palo usar y solo alentar", aclara Martín.

"Que un deporte sea considerado para jóvenes o viejos está relacionado con la capacidad aeróbica o anaeróbica: cuando te cansas es para viejos y cuando no sería para los jóvenes pero el golf es un deporte aeróbico donde el mayor desgaste es mental, es muy parecido al ajedrez. Según el nivel de juego es la cantidad de horas que se pasan jugando, hay torneos de 2 o 4 días… necesitás mantenerte en estado", indica el profesor sobre la disciplina considerada para personas de más edad y no para pequeños.

"Hay que sacar de plano que el golf sea un deporte caro. En la escuelita casi todos los chicos usan la bolsa con los palos que se les prestan, lo mismo que las pelotitas. El único costo que tiene es la matrícula, como la de cualquier club o disciplina que se practique", agrega.

"Cuando el chico conoce el deporte difícilmente lo deja y ese semillero falta que lo conozca ahora comienzan a hablar con los amigos y se empieza a conocer. Es un deporte hermoso y que pueden practicarlo chicos que son más tranquilos y no necesitan la adrenalina de otras disciplinas, encuentran en el golf la competencia, el ejercicio mental y también realizan actividad física", dice Martín.

"Queremos mostrarlo y sumar chicos y después buscar la instalación definitiva porque hace muchos años que no había para los más chicos. Son desafíos que me gustan y sucedió lo mismo con el tenis en Ingeniero. Ojalá que haya un salto de calidad", agrega.

Con respecto a la cuestión mental y las frustraciones admite que "es complicado" pero comenta que para evitar eso, en los menores de 10 años juegan por equipos entonces "el error propio no va a ser tan malo porque se comparte con otros compañeros y se suma el resultado y solo se ve el resultado grupal y no el individual. Al ser el equipo depende de más y de esa manera se evita esa situación de estrés".

Con los más chiquitos se comienza con juegos y en el caso de los más grandes, que tienen más fuerza, comienzan en cancha.

Como en todo ámbito las presiones dependen de la personalidad de cada jugador. "Hay chicos que lo toman con responsabilidad desde que comenzaron a jugar y otros en cambio van a disfrutar, a divertirse y no se sienten mal por más que hagan muchos más golpes que el resto", apunta el profesor.

"Hay quienes intentan mejorar cada día y se enojan si les va mal pero a esa edad no significa nada si va a ser un gran golfista o no pero hay que estar con ellos para que aprendan a ganar y perder, eso es fundamental en cualquier deporte.

"No es fácil ganar y en la victoria no hay que creérsela son dos ejes que hay que trabajar en cualquier edad para que te acompañe a lo largo de la vida en cualquier ámbito social y ser más firme en las decisiones que tomes", cierra Germán Martín.