San Prudencio

Hech. 4, 13-21; Mc. 16, 9-15

"A Dios hay que buscarlo, servirlo y amarlo desinteresadamente; ni por ser virtuoso ni por adquirir la santidad ni por la gracia ni por el Cielo ni por la dicha de poseerlo, sino solo por amarlo". (Francisca del Valle)