El jugador tuvo una muy linda experiencia en el Mola Basket, en el ascenso regional de Italia, donde dejó una gran impresión, lo que le abrió las puertas para regresar allí en esta temporada a la pequeña ciudad ubicada cerca de Bari.

-¿Cómo definirías tu paso por Italia?

-Como experiencia, realmente distinta, muy linda en donde creo que además de crecer como jugador crecí como persona, que lo considero más importante. Fue linda por donde se lo mire. En principio, como toda adaptación, me costó un poco pero fue cuestión de ir largándome, aprender el idioma y eso me facilitó para empezar a disfrutar al poco tiempo. Fue una experiencia de las que me voy a llevar para toda la vida y que tengo la suerte de poder repetirla ahora.

-¿Cómo surgió la posibilidad de ir a jugar a Italia?

-Es algo que lo vengo tramitando hace un tiempo. Tengo la suerte de tener la ciudadanía y eso me permite, en estos tiempos de pandemia, poder viajar sin ningún problema. La posibilidad surgió por medio de Mario Ghersetti. El hizo contacto con Nicolás Rusconi, quien me lo transmitió. En ese momento yo hablé con Mario y me comentó "tenés ganas de tener la experiencia" y yo le dije que sí, que la venía buscando.

La realidad es que cuando uno no tiene un currículum deportivo a nivel nacional, que ha jugado Liga Nacional o Liga Argentina durante muchos años, no es tan fácil irse a jugar sin hacer ninguna prueba, es la realidad. Mario me hizo el contacto con un agente que se llama Carlos Sordi. Es un argentino que está allá en Italia. Con él empecé a tener más contacto, le pasé videos míos y surgió esto de Mola, la ciudad cerca de Bari. Fue así todo el proceso.

-¿Se notaba en la sociedad italiana todas las consecuencias del coronavirus?

-Yo llegué en un momento donde lo peor ya había pasado y se notaba un relajamiento medio extraño. Tuvimos la mala suerte que cuando llegó el frío cerró todo. Hubo una nueva ola, la situación empeoró y eso generó que estuve dos meses y pico sin entrenar, sin poder jugar, sin nada. En ese momento no fue tan fácil, la situación no era la mejor, había toque de queda y en esos dos meses estuvo difícil. En ese tiempo que no podía entrenar me puse a estudiar italiano.

-¿Qué te encontraste en Mola Basket a nivel club?

-Como para poner en contexto, la ciudad tiene más o menos 27 mil habitantes. Es una ciudad muy chica. Es un club que se conocen todos con todos, muy familiar. Cuando se empezó a habilitar, estuvimos muy acompañados por la gente. El club tiene un gimnasio muy lindo, grande, muy cómodo y con respecto a la organización yo no me puedo quejar. Estuve en un departamento muy lindo que compartía con algunos compañeros, tenía a disposición todo lo que era indumentaria, desde bolso, térmica, lo que se pueda pensar lo tenía a mi disposición.

-¿Cómo es el ascenso italiano?

-En cuanto al básquetbol es muy similar a lo que es el Torneo Federal en la Argentina. Es un juego muy físico, donde se corre mucho, con pocas posesiones y hay pocos equipos que tienen gente de edad. Hay gente muy alta, que llegan de Serbia, Croacia, Nigeria, Inglaterra, gente muy alta. Es un torneo muy lindo. Este año vamos a ser catorce equipos y el año pasado éramos siete u ocho, va a ser un torneo mejor en cuanto a nivel.

-¿Es a nivel Nacional o Regional?

-Es a nivel Regional, nosotros jugamos la Región de Apulia. El año pasado estuvimos bastante cerca de pegar un ascenso. Una serie más arriba es a nivel Nacional.

-Tu rendimiento te valió la oportunidad de volver, ¿con qué objetivos vas?

-La realidad es que gracias a Dios tuve un buen torneo y bastante regular, lo cual no me venía pasando. Estoy muy contento por eso, que fue lo que me dio la oportunidad de volver. Obviamente que quedó la vara muy alta porque el año pasado hicimos un campeonato espectacular y ahora veremos, es cuestión del día a día. En teoría hay chicos que yo conozco, se repiten algunos pero hay otros que no conozco. Esperemos lo mejor para la temporada que viene.

-¿Seguías las novedades de nuestro básquetbol desde allá?

-Sí, siempre en contacto con Nico y con los chicos. Son mis amigos. Yo siempre digo que Tandil es como una segunda casa para mí por muchos motivos. Tengo mucha parte de mí ahí y obviamente que estábamos en contacto siempre.

-¿Qué sensación te quedó del Provincial de Clubes suspendido?

-La sensación es una sensación fea, amarga, porque creo que teníamos un plantel muy bueno. Obviamente que los partidos había que jugarlos porque nos enfrentábamos a Blanco y Negro de Coronel Suárez o Pueblo Nuevo de Olavarría que venían muy bien también. La sensación fue amarga y de un poco de bronca también, pero viendo cómo estaba el contexto en ese momento, la pandemia, y la verdad que el Provincial pasó a un segundo o tercer plano. No quedaba otra que abrazarnos entre todos y disfrutar el campeonato que habíamos hecho.

-¿Cómo fue vivir la pandemia tan lejos de tu familia?

-No fue fácil, pero siempre estaba en contacto y lo primero que les dije es que sean sinceros con la situación que estaban pasando, si surgía cualquier cosa yo siempre quiero estar al tanto. Hay cosas que uno no puede controlar y cuando no se pueden controlar tampoco hace falta gastar tanta energía. Es un bicho que no tenés control y yo trataba de concentrarme en lo mío. Hoy tenemos la posibilidad de hacer videollamadas y vernos enseguida.

-¿Cómo te seguía tu familia?

-El torneo se puede seguir tranquilamente. Alguna cancha con mejor resolución que otra, obviamente. Estaban todos al tanto. Yo estaba sorprendido con la cantidad de gente que me escribía que me había visto. Por eso estoy muy agradecido por el aguante que tuve.