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Al mismo tiempo que Racing daba las primeras señales en su intención de sacar al fútbol olavarriense de un prolongado letargo, Hugo Tenaglia conducía a Huracán de Tres Arroyos del campeonato local a la "B" Nacional.

Unir los dos destinos un par de años más tarde de la consagración de ese "Globito" -que tenía como grandes figuras a Gustavo Guevara, Cristian Galván y el "Novillo" García-, hubiese sonado a utópico para cualquier dirigente, menos para uno.

"Popa" Paramio, desde mediados de 2002 hasta que pudo lograr ese enlace estaba convencido de que era el matrimonio perfecto para llegar al Argentino "A". Y lo concretó en pleno invierno de 2004.

Después de pasar por todos los grandes de esta parte de la Provincia, de llevar su prestigio a otros rincones de la Argentina, hoy Hugo está en su adoptiva Tres Arroyos y dirige a Unión Ciclista de Gonzales Chaves en la Liga Regional.

"Lo agarré a mitad de año; estaba en zona de descenso, repuntamos y ahora estamos terceros, tranquilos en la tabla. Pero no le apuntamos al campeonato, sino a zafar, porque aún debemos ganar varios partidos para mejorar el promedio" contó Hugo, después de la alegría por enterarse de esta convocatoria para recordar aquella historia de la que fue protagonista estelar.

Muy distinta fue la propuesta quince años atrás. "No -exclamó-, Popa me llamó para ascender, y lo hicimos".

"Empezamos a sumar jugadores y salió porque el equipo era guapo, y no flaqueaba en los entrenamientos, que era la fundamental. Hicimos un gran campeonato" destacó.

"Ese Racing tenía una defensa muy organizada; gente en el medio muy capaz; delanteros como Tati (Saavedra) y Altamirano que eran tremendos. Tengo muy buenos recuerdos de ese equipo, y me dio mucha alegría lo que se hizo ese año" confesó.

En el armado fueron llegando jugadores de enorme trayectoria. "Hablamos con Jorge (Bellinzoni) y Rubén (Pavone), y salimos a buscar refuerzos. Tiramos un listado grandísimo, varios quedaron afuera, pero vinieron importantes" advirtió.

Tenaglia afirmó que un punto central en la competitividad fue la preparación física. "Hicimos una muy buena pretemporada, como también la había hecho en Tres Arroyos, con jugadores que realmente estaban metidos, que apostaron todo. Espectacular lo que fue el grupo, y eso fue lo que nos llevó a hacer un gran campeonato" destacó.

En la previa al debut no entró el pase de Mauro Palomeque (una de las grandes figuras), y la necesidad metió a Roberto Tucker en la cancha; la rompió en Tandil, y de ahí a transformarse en un ídolo de los chairas fue cuestión de partidos.

"Nosotros teníamos charlas con los jugadores para consensuar cosas dentro del campo de juego. No era de imponer las cosas, porque los que juegan son ellos y debían estar convencidos de que el trabajo era el indicado" enfatizó.

Pedido a la carta un momento de la campaña, Hugo no eligió partidos, ni victorias. "Me quedaron esas charlas con ''Popa'' (Paramio), con Dirazar, con Saldías, con Novillo. Nos juntábamos a discutir todo: los resultados, los trabajos, lo que pretendía en los partidos de visitantes, el comportamiento de los jugadores, la actitud de los dirigentes".

"Eso y la alegría en los entrenamientos fue fundamental. Un lujo, y un gusto estar ahí. Después llegaron los resultados, el partido que no pudimos ganar en Comodoro Rivadavia, el gol de Juventud que entró por la parte de afuera de la red, y el final fue tremenda, en Pergamino, saliendo de la cancha por un agujero en el alambrado" recordó.

Aunque varios jugadores rindieron en un nivel excepcional, Tenaglia apuntó a las líneas.

"Ponce como defensor tiene que estar sí o sí; quiero a Pedraza y Agüero en cualquier equipo; Saavedra y Altamirano no pueden faltar, y Sepúlveda, a pesar de que tenía sus altibajos, leía el juego como ninguno; era diferente a todos los demás. Cuando no estaba alguno de ellos, dentro de ese cuerpo faltaba algo".

Aún después de un intento de despedida a través del teléfono, Hugo Tenaglia siguió hablando de aquel tiempo. "De esto me quiero acordar toda mi vida, y muy, pero muy bien".

Veinte años después, tiró un parangón entre los dos momentos más importantes de su carrera como entrenador, el de Huracán de Tres Arroyos y el de Racing, con dos hombres que ya no están. Sólo físicamente.

"Lamenté muchísimo lo de Popa; lloré solo cuando me enteré de su muerte porque fue una persona que quise mucho. Nos hemos peleado con él, estuvimos meses sin hablarnos. Charlábamos mucho de fútbol, era muy inteligente, discutíamos. De todos los equipos que dirigí, de todos los dirigentes que tuve, a Popa lo meto entre los mejores, a la par de Roberto Bottino" cerró.