Fotos: Marcelo Kehler

El Torneo Federal tuvo este fin de semana el privilegio de contar en sus pintas con dos jinetes olímpicos, uno el Carlos Milthaler que representó al país de la bandera tricolor en Sidney 2000 y Londres 2012, y espera hacerlo dentro de dos años en Río de Janeiro 2016.

Llegó a Olavarría "por un invitación de Carlos Orifici y su familia. Me habían comentado que el concurso era muy bueno, que tiene una pista extraordinaria, con la última tecnología, así que hace quince días tomamos con mi amigo Cristian Ricaldone la decisión de venir, y felices de la vida de estar en Olavarría y sorprendido con el nivel de las instalaciones".

El sábado, casi que se bajó del auto y se subió al caballo. "Salimos a las 5 de la mañana de Buenos Aires y llegamos acá las 11 de la mañana", contó el jinete que tiene a la equitación casi en el ADN familiar

"Pertenezco a una familia de jinetes; mi padre y mi madre hicieron equitación, mi padre es criador; yo me subí al caballo casi sin darme cuenta cuando tenía seis o siete años y no me bajó más" confesó.

Hace casi una década tomó una decisión clave: "Vivo acá desde hace siete años por razones puramente deportivas. Chile es un país chico, la competencia no es mucha, entonces decidí radicarme en la Argentina para tener una mejor competencia. El nivel de 1,40 y 1.50 de aquí es mucho mejor, con mayor cantidad de participantes; tomé esa opción, vine a probar y me quedé".

Cada una de sus presencias olímpicas tuvieron su particularidad. "Quedé más que conforme; ya estar en unos Juegos Olímpicos es un privilegio; es un regalo, premio al esfuerzo de toda una vida dedicada a los caballos,y yo no me puedo quejar de la parte deportiva".

"En Sidney llegué a la final, hice un recorrido con cero faltas y el otro con cuatro faltas, que para mí es una hazaña. En Londres nos fue bien, con un caballo no tan buen como el de Sidney, pero con mucha garra. Además un caballo criado en Chile; de todos los caballos que saltaron en los Juegos, era el único no criado en Europa. Un día hizo cuatro faltas, el otro ocho, pero por el sistema de corte me quedé afuera de las semifinales por una falta" acotó.

Río será la próxima meta, aunque no todo depende del almanaque ni de la capacidad de jinete. "En este deporte los objetivos no están relacionados con la edad, sino con el caballo que uno tiene para cada momento; hay épocas que salen buenos ejemplares, para participar en Panamericanos, olímpicos, y otros simplemente ho hay".

"En la medida que tenga el caballo apropiado, podría estar en uno o dos Juegos, más. Apunto a Río, aunque en este momento tengo caballos buenos para 1,40 metros, y espero que con los dos años que faltan estén en condiciones de saltar 1,60" comentó.

Con su CV se podría sospechar que sólo le cabe la cucarda más importante, pero Carlos no lo considera así. "Vine a competir, no vine a ganar. Si puedo estar entre los tres mejores sería un lindo regalo, pero no soy tan competitivo como para querer de ganar todas las pruebas donde voy. Me quedaría conforme si mis caballos se van superando a sí mismos concursos tras concursos, mejoren con vistas a las competencias posteriores".