Daniel Lovano / dlovano@elpopular.com.ar

El "cuerpo diplomático" cordobés está copando el Parque Carlos Guerrero. Arese que sigue, el "Lobito" Fernández que volvió, Mariano García que se sumó y Pablo Moya que llega para aportar las experiencia de sus 35 años, y los 206 centímetros debajo del tablero.

"Esperemos hablar el mismo idioma, tanto adentro como afuera de la cancha" bromeó. Cordobés de Córdoba capital, más precisamente de Barrio COFICO, un comarca de Atenas pegada al barrio Alta Córdoba y, aunque se definió como futbolero de ir a la cancha con su viejo de muy pibe, no es de la "Gloria" sino que sus colores son el celeste y el blanco de Racing de Nueva Italia por herencia familiar.

Viene de jugar la última campaña en Hindú de Resistencia, Chaco. Se formó en Atenas de Córdoba y clave en el ascenso a la Liga Nacional de Estudiantes de Concordia en la temporada 2012/2013. En la pasada Liga Argentina con los chaqueños disputó un total de 50 partidos (25.8 minutos en cancha) con 7.1 puntos, 6.2 rebotes y 1 tapón de promedio.

De entrada, Pablo desafía al almanaque. "No miro mi edad; me siento muy bien. Estos últimos años he trabajado con un profe en los recesos, poniendo mucho cuidado en la dieta, me gusta entrenar; me gusta la vida del básquetbolista, como viajar, jugar, compartir concentraciones y esas cosas" explicó.

"En dos semanas o dos semanas y media espero estar por allá" anticipó. Llegará a Olavarría junto con su esposa Eva y su pequeña hija Valentina de casi dos años ("los cumple en septiembre", comentó). "Es bueno para un deportista tener la contención familiar cuando le toca salir de casa" dijo.

Que el timón lo tenga un cordobés es anecdótico para Pablo, lo relevante es todo lo que significa Gustavo Fernández en la Ciudad y en el básquetbol argentino. "Que el entrenador sea cordobés no es un dato que haya tenido en cuenta para arreglar con Estudiantes. Tengo muy buenas referencias de él. Además una vez me quiso llevar a Río Tercero, y no se dio, y todos los chicos que pasaron por sus manos me hablaron muy bien" confesó.

Su vínculo con Estudiantes llegó en medio de una previa compleja. "Ha estado bravo este año el tema negociaciones entre los clubes y los jugadores, porque en muchos lugares reina la incertidumbre, y lo mismo pasa con los jugadores que primero apuntan a un club de Liga y después van bajando de categoría. En mi caso me decidí por Estudiantes por el proyecto deportivo y por un combo de cosas que van más allá de lo económico. Linda ciudad, gente conocida de una vida en este deportes, como Fede Arce, el Negro Barrera, Santi Arese. Todo suma" subrayó.

Para la asimilación de la idea e integración a un nuevo proyecto ayudará el conocimiento previo con varios de los miembros del grupo que se va a armar. "Con Arese compartimos plantel, aunque no jugamos mucho juntos, porque el año que estuvimos en Estudiantes de Concordia no tuvimos muchos minutos los dos. Pero es bueno llegar a un lugar con gente conocida. También va a estar Julián Morales, que el año pasado jugó conmigo, y Mariano García, con quien integramos un par de selecciones de Córdoba. Por ese lado va a ser más facil la adaptación" celebró.

Estudiantes tiene dos ofertas para salir a negociar con un jugador, una vinculada con la gloria no tan lejana, y otra contemporánea que lo vio dos veces a unos pocos minutos del ascenso a la Liga Nacional. "A mí me incentivó más la historia reciente que la gran historia que tiene el club en la Liga Nacional, sus títulos, sus grandes equipos, los jugadores y los entrenadores que han pasado por allá. Viene de salir campeón dos años consecutivos en la Zona Sur de la Liga Argentina, los dirigentes están haciendo muy bien las cosas, vi las finales por la tele y la cancha estaba que reventaba. Por ahí la historia ayuda, pero yo tuve en cuenta más el presente" señaló.

Según Pablo Moya, más allá de la demora en la cofirmación y algunas otras cuestiones, Estudiantes va a estar en la conversación. "La verdad es que veo bien el equipo que se ha armado; mantuvo jugadores importantes; llegó el ''Lobito'', que ya estuvo, y nos vamos a sumar varios nuevos. Hay que arrancar de cero y trabajar, pero de nombres estamos bien. Falta encontrar esa química de equipo y después el torneo nos pondrá en el lugar que corresponda. Se armaron buenos equipos en la Zona Sur y nosotros somos uno de ellos" afirmó.

Para que la exigente platea del Maxi vaya intuyendo de qué se trata, Pablo cerró la charla con un autoretrato basquetbolero: "Soy un jugador de características defensivas. Hablo mucho, estoy atento a las ayudas y a esas cosas, y en ofensiva soy un jugador de rol: pongo cortinas, voy a los rebotes, busco alguna ventaja en el poste bajo, pero no soy un jugador que absorva mucho el juego."