LA MENTE AFIEBRADA

Será porque estamos un poco locos o porque la memoria, siempre caprichosa, se empeña en devolvernos a aquellas noches en que fuimos tan felices. Pero debemos admitir que por momentos dudábamos si realmente era el 26 de febrero de 2018, ó el 25 de mayo de 2000. Porque cada vez que entramos al Maxi y lo vemos así de lindo nos pasa lo mismo.

Y aunque estemos un poco locos no necesitamos que el de al lado nos diga que es la Selección y no Estudiantes. Y que es Scola y no Wolkowyski. O que se están jugando las Eliminatorias para el Mundial en casa y no el séptimo partido de una serie final de Liga. Ni que nos aclaren que ahora es el legendario Chapu Nocioni el que levanta el cuadro con su camiseta 13 que acaba de ser retirada (sí, en casa). Porque lo vemos perfectamente y lo ovacionamos y nos enorgullecemos. 

Pero como estamos un poco locos también vemos el 13 y, como somos raros, ese número nos encanta. Porque en el mismo momento se nos aparece JJ Eubanks, llorando, yendo a la línea de libres, segundos antes de ser al fin campeones. Y Nocioni levanta el cuadro y lo vemos bien claro porque la luz lo pone en primer plano. Pero no sabemos bien si es él o es el Lobito Fernández con la Copa en alto. 

Encima esta noche también está el Oveja, un poco menos joven pero más sabio todavía. Y todo el mundo lo ovaciona. Entonces sentimos que no estamos tan locos. O que los demás, que se paran para aplaudirlo así, también lo están. Y esta locura compartida ya se parece mucho a la felicidad.

Hasta nos pareció verlo a Daniel Trapani, sentado ahí, detrás del banco. Y cada vez que venía un cambio, nos incorporábamos un poco porque arriba estábamos tan apretados que se hacía difícil para ver. Convencidos que se venían Víctor Baldo o Nico Gianella para la cancha, porque los héroes a veces también vienen desde el banco. 

Y aparecieron los racionales, que siempre están. Pero estábamos tan entusiasmados que no nos acordamos bien si nos decían que era imposible ganarle a este Atenas tan poderoso. O que mirá que a la camiseta de Nocioni la van a retirar en el Maxi, que eso seguramente debe ser en el Luna Park o en algún estadio de esos. O que nos dejemos de ilusionar con volver a la Liga porque es imposible. 

No sabemos si fueron nuestras mentes febriles o si fue la magia del Maxi lleno la que nos jugó una mala pasada. Para colmo, cuando reaccionamos y diferenciamos los planos (porque estaremos un poco locos pero a veces nos pasa) va el Chapu y agarra el micrófono y dice algo así como que los sueños están ahí, y que lo único que hace falta es que uno salga a buscarlos. 

Entonces nos fuimos de la cancha muy seguros de que acabábamos de ser testigos de otra noche histórica. De esas que en un asado dentro de veinte de años te dejan sacar chapa y decir que "sí, que yo estuve ahí". Y más felices todavía porque estaremos un poco locos, o será la mente caprichosa que algunas veces nos confunde las noches, pero si de algo estamos seguros es de que vamos a volver. Más tarde o más temprano, vamos a volver.