"Mosquito" era un relator con una vida hasta ese entonces como la de cualquier otro. En 2009 supo que tenía un hijo de 17 años al que no conocía. Después llegaron sus mellizas, el progreso laboral y en el año 2016 el golpazo: un cáncer. Lo superó, volvió a trabajar y, primero en el Mundial de Básquetbol China 2019 y luego en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, se ganó el corazón de los deportistas y de los argentinos por su forma de ser y pasión al relatar.

Sabido es que José es oriundo de Olavarría, donde comenzó haciendo radio y luego tuvo una prueba en televisión y fue el inicio de esta relación que lo llevó a trabajar en TyC Sports, señal en la que está desde 1997.

"Entré el 5 de noviembre. Tenía un buen vínculo con José Jozami y él me avisó que había una oportunidad para hacer vóleibol en el canal. Me postulé y me contrataron por siete partidos. Primero vóleibol, después beach voley, el Torneo Nacional de Ascenso de básquetbol, un poco de fútbol. Ya son 24 años dentro del canal".

Su hijo Emiliano: "Conocer a Emiliano con 17 años no fue fácil. Ocurrió en el 2009. Para mí fue un tremendo desafío, y lo sigue siendo. Pero fue muy difícil. Me dio mucha paz, mucha tranquilidad. El me ayudó mucho como persona y estaba dispuesto a recibir mucho amor y a darlo también. A los días de conocerlo, con Daniela, mi ex esposa, nos enteramos que ella estaba embarazada. Era una búsqueda que veníamos teniendo desde hacía tiempo y no lo podíamos lograr. No fue casualidad. Yo creo que Emiliano trajo a sus hermanas".

El cáncer: "La enfermedad fue en el año 2016. Yo trato de relacionarlo con el trabajo. Venía de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, intenso, había dejado de fumar hacía poco y al regreso empecé a sentir malestar físico.

"Pensé que era por el cigarrillo. La abstinencia de ser un fumador durante 30 años después resultó ser un linfoma de Burkitt. Pensé que iba a morir por la enfermedad, pero después de nueve meses de tratamiento la pude superar y me dejó muchas cosas positivas, muchísimo aprendizaje. Hubo momentos en los que bajé los brazos. Recuerdo uno puntual en el que dije basta, hasta acá llegué. No tenía fuerzas para seguir. Pero lo superé. Recibí muchísimo amor en esos meses. Y por eso ahora siempre que puedo, trato de ayudar al que lo necesita".

Su primera cobertura internacional fue el Mundial de Básquetbol de Japón en 2006 y reconoce que le fue difícil trabajar porque era nuevo, pero recuerda que Fabricio Oberto, en la puerta de un vestuario tras un amistoso en la Argentina le dijo: "Tranquilo, porque allá vamos a trabajar bien" y eso le dio mucha tranquilidad.

Las zonas mixtas: "Las disfruto mucho. Al principio me preparaba para las notas con Emanuel Ginóbili, o con Luis Scola, pero después las empecé a disfrutar y hoy me divierto. A veces me vuelvo loco porque quiero hacer muchas cosas en poco tiempo y no se puede, pero hoy me permito trabajar de una manera casi anormal para lo que es una zona mixta".

El festejo de la clasificación a la final del Mundial de China 2019: "Creo que se dio por el vínculo que había con ellos, de cariño. Estuve en casi toda la gira (menos en Francia), pude charlar con varios de los jugadores individualmente porque yo venía de superar un cáncer y algunos estuvieron presentes. Ellos vinieron a festejar y yo descargué todas las tensiones, era festejar con gente conocida. Incluso Marcos Delía me reconoció que estuvo a punto de arrancarme la camisa pero que no lo hizo porque tenía que seguir trabajando".