El inicio, en lo numérico y futbolístico, generó expectativas e ilusión. Pero el equipo, después, perdió lucidez y también terreno en la tabla de posiciones. Sin embargo, tras el parate de fin de año y con los refuerzos permitidos, se pensó en levantar nuevamente.

Pero eso no ocurrió, por lo que finalmente Duilio Bottella abandonó su lugar y llegó Gustavo Noto. El marplatense, de entrada, tampoco dio en la tecla en cuanto a los resultados. Incluso, después de la derrota de Ferro en el "Colasurdo", Racing quedó más abajo que arriba en la consideración.

Pero el equipo se repuso, una vez más, y en las últimas fechas logró las victorias que necesitaba. Una ante Alvarado, en la última pelota, otra en Tandil y la restante frente a Bella Vista, además del empate final en Bahía Blanca en un partido tremendo: dos expulsados en el primer tiempo, dos veces en desventaja, y un segundo tiempo que empezó con pronóstico de goleada para Liniers.

Pero no pasó, Racing lo aguantó y así se clasificó en la siguiente instancia como uno de los mejores terceros (también lograron el boleto Liniers y Alvarado). Luego vino el cuadrangular, que tuvo como dato saliente la suspensión del juego en San Juan, por el petardo que cayó cerca de Esteban Erramuspe: Racing se quedó con los puntos, que fueron clave para el avance a las semifinales. Allí, apareció en escena Boca de Río Gallegos.

Racing lo tuvo en Olavarría, porque hizo un gran primer tiempo y marcó tres goles de diferencia, aunque en el segundo erró un penal y los del Sur descontaron para el 3-1 final, que lo hizo sufrir al "chaira" a más de 2000 kilómetros de la ciudad.

Porque Boca lo ganó 2-0 y entonces llegaron los penales. Una tanda larguísima, en una tarde-noche (sí, terminó casi de noche más allá de ser las 17) insoportable por el frío. Lo cerró Leo Vitale, y a Racing no le importó lo que luego ocurrió con las cenizas del volcán, que cambió todo: el día de regreso, la forma del viaje y la final con Deportivo Roca.

Eso sí, el recibimiento aquel martes a la tarde fue tremendo, con mucha emoción, ni bien los jugadores se bajaron del micro al cual se subieron el día anterior a las 7. Y llegó la final, después de muchas especulaciones, porque las cenizas del volcán estaba presente en toda la patagonia.

En General Roca, cuando parecía perdido, apareció la cabeza de Baroni para el 1-1. Y en el "Buglione Martinese" se mantuvo la paridad con el equipo "naranja". Se respetaron mucho, los entrenadores sabían todo del rival, y entonces nuevamente llegó la definición por penales.

Con un actor central, inesperado, porque Guillermo Ferreyra había perdido su lugar. Pero Noto lo mandó a la cancha, justamente para la serie. Ingresó por Sieracki, lo hizo bien, y finalmente José Solaberrieta (aquel que llegó con el ciclo empezado, por la lesión desafortunada de Diego Restelli) le dio el ascenso a Racing.

Ya pasaron 10 años: después vinieron jornada memorables en el hoy Federal "A", con muchísimos buenos jugadores que vistieron la camiseta de Racing. Pero, tras tres temporadas, todo se desmoronó, el club tocó fondo y empezó de nuevo. Hoy está de pie, con aquel recuerdo, pero con las ganas de sumar otra estrella. Como aquella, una década atrás, en la última gran alegría que tuvo el pueblo "chaira".

Protagonistas. En el capítulo final Racing formó con Víctor Sieracki; Darío Santellán, Mario Cambi, Cristian Di Pangrazio, Leonardo Vitale; Eduardo Scasserra, José Solaberrita, David García Lorenzo, Gonzalo Baroni; Julio Ibáñez y Cristian Girard. Ingresaron Cristian Pereyra, Diego Giamarchi y Guillermo Ferreyra (en aquel recordado cambio de arquero para los penales). Esteban Erramuspe y Sebastián Derlis Franco formaron parte del banco de suplentes y estuvieron siempre en la consideración, al igual que Matías Ordozgoiti que en ese momento se convirtió en el jugador "17".