Kevin Anderson seguramente no esperaba lo que le está sucediendo en estos dos últimos años. Con 31 y solo tres títulos, no había destacado en el circuito hasta que llegó a la final del pasado US Open. Perdió contra Rafa Nadal, pero por fin apareció en el mapa tenístico mundial.

En 2018 ha ganado otro trofeo (Nueva York) y se ha clasificado por segunda vez para el duelo por el campeonato de un Grand Slam.

Lo ha conseguido en Wimbledon al ganar a John Isner en un choque de cañoneros que pasará a la historia por ser el segundo partido más largo de la Era Open (desde 1968) con sus seis horas y 36 minutos.

Tres desempates, 99 juegos y un quinto set interminable fueron necesarios para dirimir el resultado final: 6-7 (6), 7-6 (7), 7-6 (11), 4-6 y 26-24. Con Isner en la pista, cabía esperar algo así. Recuerden que fue protagonista del encuentro más duradero hasta la fecha (11h:05), el que jugó contra el francés Nicolas Mahut en la primera ronda de este mismo torneo en 2010.