La paridad fue la que identificó el desarrollo de un partido que tuvo a Argentinos Juniors con la posesión de la pelota a partir de su superioridad en la mitad de la cancha y a Boca, aun con su inexpresividad futbolística habitual, esa que arrastra desde la época de Miguel Russo.

El reaparecido Sebastián Villa, el siempre peligroso centrodelantero Luis Vázquez y el cordobés Cristian Pavón, fueron una "espada de Damocles" que Boca blandió sobre la defensa de Argentinos, aunque nunca estuvieron finos durante la primera etapa como para asestar el golpe que cortara con la última línea de Argentinos.

En estas dos versiones futbolísticas tan distintas como la identidad de ambos entrenadores, los de Gabriel Milito fueron los que estuvieron más cerca de abrir el marcador a partir de un disparo en el poste derecho de Gabriel Carabajal y una apilada del renovado Nicolás Reniero que Agustín Rossi salvó al sacar la mano derecha cuando el ex San Lorenzo y Racing Club se la picó con destino a la red, reivindicándose de su acción fallida ante Gimnasia.

Pero apenas superados los 10 minutos del complemento la fortuna se inclinó para el lado de los "xeneizes" cuando un tiro libre desde la derecha efectuado por Villa no pudo ser conectado por defensores ni delanteros en su cruce por la boca del área chica y terminó en Vázquez, cuyo toque con el pie derecho abierto marcó el gol al entrar la pelota contra el palo izquierdo del arco defendido por Federico Lanzillota.

Ese equilibrio mencionado inicialmente hacía que el resultado apareciera injusto, y esa sensación se agudizó para los de La Paternal cuando apenas cinco minutos más tarde el árbitro Fernando Echenique anuló un tanto de Argentinos por una aparente posición adelantada del autor del gol, Reniero, tan compleja de advertir como de interpretar reglamentariamente.

Esto provocó el enojo supremo no solamente de los jugadores de Argentinos sino también de su propio cuerpo técnico, lo que provocó la expulsión de Milito y la amonestación del capitán Miguel Torrén, quien hacía señas hacia el banco boquense con el elocuente gesto de poner el puño derecho sobre la palma de la mano izquierda.

Inmediatamente después Argentinos perdió a su mejor figura de la noche, Carabajal, con una molestia en el isquiotibial izquierdo, reemplazado por el enjundioso Jonatán Gómez, pero no se resignó el "Bicho" a buscar la paridad.

Fue y fue Argentinos, mientras en Boca recibía una ovación el ingreso de Lisandro López por un lesionado Carlos Zambrano, demostrando lo querido que es por el público "xeneize" el ex defensor de Arsenal.

Pero este nuevo formato de partido debía quedar a pedir de Boca, ya que tenía mucho campo para aprovechar la velocidad de Pavón y Villa en pos de un contraataque que liquidara el pleito.

Pero el cordobés y el colombiano estuvieron "ausentes" en Mendoza, ya que no generaron ninguna situación de riesgo durante toda su permanencia en cancha (Pavón salió con el tiempo cumplido).

Sin embargo, con lo mencionado, con muy poquito, a Boca le alcanzó para convertirse en finalista de la Copa Argentina después de una semana muy difícil, agudizada por la derrota como local frente a Gimnasia y Esgrima La Plata por la Liga Profesional y la posterior "reprimenda" de su vicepresidente, Juan Román Riquelme, presente en Mendoza, haciendo bajar a los futbolistas del ómnibus cuando se retiraban de la Bombonera.

Fue triunfo de Boca, que celebró el cumpleaños 33 de su capitán, Carlos Izquierdoz, la convocatoria al seleccionado argentino del volante titular Cristian Medina (también del suplente Exequiel Zeballos), la recuperación de Rossi tras el innecesario penal cometido al colombiano Johan Carbonero que le costó la derrota ante Gimnasia, junto a este pase a una final en la que lo esperará Talleres o Godoy Cruz.