Phoenix ganó los dos primeros partidos como local de una manera clara (122-105 y 123-98) y al hacerse del tercero como visitante (116-102) puso a Denver contra las cuerdas. Y en el último si bien fue el más equilibrado (aun así obtuvo los tres primeros cuartos y arrancó el definitorio con ventaja de 13 puntos), Phoenix demostró ser más y ganó por siete sin grandes sobresaltos (125-118).

En su última e inolvidable jornada de su temporada de novato, los números del base argentino repitieron su misma mejor marca de puntos en Playoffs (14), con cuatro triples y un doble, pero después no tuvo registros abundantes en otros rubros, ya que solamente sumó 2 asistencias en 21’30". En cuanto a toda la campaña, promedió 6,1 puntos, 2,1 rebotes, 3,6 asistencias, 1,2 robos y 38,1% en tiros de campo.

Al margen de la consagración del serbio Nikola Jokic (30,7 puntos y 11,7 rebotes) -descalificado en el último partido por un golpe a Cameron Payne cuando transitaba el tercer cuarto- Denver en esta serie sintió como nunca la ausencia del base titular Jamal Murray y se encontró que en estos Playoffs debió enfrentar a Portland primero y a Phoenix después, dos equipos que en ese puesto tienen a dos grandes estrellas (Damian Lillard y Chris Paul).

Contra el primero (35,6) a Denver le alcanzó pero no así con Phoenix, un plantel con más variantes que la formación de Portland. El DT Michael Malone a lo largo de la serie probó con Facundo Campazzo, Monte Morris y Austin Rivers, pero ninguno pudo. En el caso del argentino (importante primera temporada por tratarse de un debutante), de ser el segundo o tercer base al principio de la Liga de repente debió ser el primero.

De todas formas, Denver no logró suplir la cuota del canadiense o al menos disminuir todo el daño que generaban sus rivales en esa posición y por allí se definió el duelo. Paul cerró la serie con 37 tantos (sin tirar triples) y medias de 25,5 puntos (el doble que en la llave anterior), 5 rebotes y 10,3 asistencias, demostrando su calidad y visión de juego aun con 36 años.

Y a pesar de que el escolta Devin Booker es el que se suele llevar casi todos los comentarios de este Phoenix y el que encabeza el goleo del equipo con 27,2 puntos (ante Denver promedió 25,2 y en el último encuentro sumó 34), sin dudas que el jugador de la serie fue Chris Paul.

En esta campaña Denver ratificó continuar en la pelea de arriba del Oeste, más allá que no sea un equipo dominante. Con referencia a la temporada anterior (muy especial por cierto dado que se completó en una sola sede y se terminó como se pudo), Denver perdió terreno aunque eso fue relativo.

En la 2019/2020 llegó a las finales de Conferencia y perdió contra quienes serían los campeones (Los Angeles Lakers). Para ello antes dio el batacazo eliminando a Los Angeles Clippers en siete juegos y tras ganar los últimos tres, algo muy poco común. De no ser por eso terminaba igual que en 20/21 y con Murray en cancha, por lo que su presencia ante Phoenix a Denver no le garantizaba nada, pero su baja lo dejó más afuera que adentro y no hubo sorpresas.

Por su lado, en semifinales del Este, Milwaukee Bucks igualó 2-2 la serie que perdía 2-0 con Brooklyn Nets al imponerse como local en el cuarto juego por 107 a 96. Y más allá de los 34 puntos y 12 rebotes de su máxima estrella, el griego de raíces nigerianas Giannis Antetokounmpo, la clave de la victoria estuvo dada en la desgraciada circunstancia que sufrieron los Nets cuando su máximo referente, Kyrie Irving, dejó el rectángulo de juego por una lesión cuando el segundo cuarto apenas promediaba.

La torsión del tobillo derecho de Irving, que abre un interrogante sobre su continuidad en la serie que seguirá hoy a las 21.30 en el estadio de los Nets, le otorga ahora una nueva y mejor perspectiva a los Bucks de dar el salto a la final de Conferencia.