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Lucrecia Iturburúa siempre quiso ser atleta y recién logró cumplir su sueño de grande, ya madre de cinco hijos.

Cuando comenzaba 2019 Mauricio Olivera la invitó a ser parte de su equipo y ahora que está terminando el año en algún lugar de su casa en Colonia Hinojo reposa la bandeja que da testimonio del campeonato logrado en el Héroes Raid Series de aventura a la par de su mentor.

Corre porque es feliz arriba de las zapatillas, corre porque pretende ser el espejo donde se miren sus hijos, corre para dejar atrás esa pesadilla que lastimó su vida y le impidió desarrollar sus sueños de niña corriendo con otras o contra otras de su edad.

El relato, después del tercer puesto logrado en la carrera SEM, empezó en la parte deportiva sin imaginar la catarsis por llegar.

"Estoy contenta con este tercer puesto. Vengo de correr el campeonato Provincial de aventura, mis pies no estaban bien. Hace una semana corrí 22K en Ayacucho. Me siento muy feliz -celebró- porque corrí a la par de atletas muy importantes, de buen nivel. Sobre todos las mujeres. Si bien los hombres también hacen un esfuerzo por correr, nosotras tenemos además la desventaja de la casa, los hijos y otras ocupaciones que atender".

"La verdad es que para mí significó todo un logro la cantidad de carreras que hice este año. A principios de 2019 Mauri Olivera nos invitó a ser parte del Provincial de aventura, una modalidad que no estaba acostumbrada a correr. Era todo un desafío a nivel personal y terminé logrando el campeonato gracias a un esfuerzo tremendo" comentó.

Lucrecia tiene cuatro hijos y una hija, todos vinculados al deporte.

Isabella (7 años) es parte del equipo de roller carrera de Atlético Hinojo; su hijo mayor Enrique (15) juega en las divisiones inferiores de Argentinos Juniors, más Jorge (13), Pedro (11) y Jaime (9), que se mezclan en algunas carreras con mamá y juegan en las inferiores de Sierra Chica.

"Que yo pueda correr, y pueda mejorar carrera tras carrera quiero que sea un ejemplo para que ellos se esfuercen día tras día" afirmó.

Nada fue sencillo en su vida, ni siquiera el modo en que pudo concretar su sueño de niña.

"Hace tres años, a raíz de un momento personal difícil que estaba atravesando, mi marido me invitó a caminar. Un día me propuso correr una cuadra y me largué a llorar porque no podía" reveló.

"Creía que no iba a poder lograrlo. Me quise dedicar al atletismo en mi infancia, pero estuve un tiempo en un hogar de menores. Eso era como una barrera que me impedía ser lo que quería ser" señaló.

Entonces Lucrecia confesó su tragedia, provocada desde donde sólo se puede esperar amor.

"A los 13 años tuve una causa de abuso de mi papá. En ese tiempo no era como ahora, que se ha tomado conciencia en la lucha contra la violencia a las mujeres y me costó mucho superarlo" reconoció.

"Atravesé pericias, el juicio recién fue cuando tuve a mis hijos. Mientras tanto debí afrontarlo con la contención de mi marido, el apoyo de psicólogos, de la gente de Colonia que me quiere, de mis clientes" continuó.

Su rostro no denota otra cosa que paz, sus palabras también.

"Pude perdonar. Algunos me preguntan por qué tengo la cabeza tan dura en carrera, y forma parte de la garra que una tiene para levantarse y seguir adelante, para perdonar, para entender por qué las personas hacen lo que hacen. Es lo que me lleva en ese kilómetro de la carrera que uno piensa abandonar que hay que seguir" reflexionó.

"Después tuve mis cinco hijos y pensé que mi tiempo se había pasado. Ahora gracias a Dios encontré en el atletismo una forma de mostrarle a mis hijos que deben luchar por sus sueños, que nada es imposible, que siempre se puede salir adelante" sostuvo.

Aquella mujer que no podía más que caminar unas cuadras, es capaz de atravesar los obstáculos más complicados de la geografía bonaerense en una competencia deportiva.

"Después de un año logré trotar 5 kilómetros sin parar y desde el día que Mauri Olivera nos invitó a la primera carrera de aventura dije ''no paro más''. Este año me propuse competir, dedicarle tiempo, un entrenamiento diario y acá estamos" celebró.

Testigos de sus trotes son los caminos de Colonia Hinojo, Hinojo, Sierras Bayas, Monte Peloni, Las Trapenses. "Somos un grupo de atletas, biatletas, triatletas que también integran mis hijos. Fui proponiéndome objetivos, algunos que no tenía pensados. Creo que con esfuerzo, sacrificio y entrenamiento nada es imposible" recalcó.

No se trata de prejuicio. No hay atleta sin un costado de esfuerzo laboral compartido.

"Con mi marido tenemos un supermercado y tenemos empleados. Pasamos un año muy complicado, pero siento que detrás de cada empleado hay una familia que los espera, entonces nuestra responsabilidad es mantener su trabajo y el nuestro".

"Me levanto a las 7 de la mañana y trabajo hasta las 13; ahí me pongo las zapatillas y me voy a entrenar. Regreso a mi trabajo hasta las 12, 1 de la mañana, y si es necesario me entreno a las 11 de la noche" describió.

El año fue prolífero en resultados.

"Jamás imaginé que me iba a ir tan bien, pero respeto a los atletas que tienen una trayectoria importante; los valoro, me encanta charlar con ellos, aprender. Nunca creí que podía estar compartiendo carreras, como sucedió este año. Pero vamos por más; esto recién empieza y ahora el objetivo es correr abajo de los 4 minutos el kilómetro" prometió.