Daniel Lovano / dlovano@elpopular.com.ar

La delegación de Olavarría regresó de Mar del Plata y de la etapa final de los Juegos Bonaerenses 2019 para adultos mayores con cuatro podios, repartidos en dos doradas para el tejo, una para el newcom de Los Lobos y una medalla de bronce para la paleta.

En tejo se consagraron Carlos Graff - Esther Gutiérrez en la categoría mixtos y "Pancho" Ronconi - Rolf Dobler en caballeros. Según se leerá más adelante, con algún caso de multi-medallista de largo recorrido en estos torneos organizados por la secretaría de deportes bonaerense.

Como contracara Sergio Precci y Daniel Barrera, dos referencias en la paleta de Estudiantes, llegaron al bronce en su primera participación.

En el newcon, por ser un deporte colectivo, la invitación para el relato corrió por cuenta de tres puntales: el "fundador" de la disciplina en Olavarría (Gabriel Rosatto) y sus escuderos Oscar "Cacho" Rivera y Luis Miguel "Luli" Martel.

Para los pelotaris todo fue novedoso.

"Fuimos a participar; queríamos ver de qué se trataba. Nunca habíamos jugado con personas de nuestra edad, siempre lo hacemos con más jóvenes; nos resultó muy grato y lo pasamos muy bien con gente que participó en otro tipo de actividades" rescató Daniel Barrera.

"A esta edad, jugar un torneo como éste es algo muy lindo. Fueron seis parejas a Mar del Plata, duplas de otras localidades y una convivencia espectacular. Fue como una caricia al alma", acotó.

Su compañero, Sergio Precci, destacó "un lindo nivel de pelotaris, de medio para arriba. Podríamos haber llegado a la final, pero las dos parejas que definieron el torneo eran muy buenas; una de ellas formada por campeones argentinos, que conservan las mañas y juegan muy bien".

El newcon tenía como objetivo excluyente ganar estos Juegos para poder meterse en los Nacionales Evita. Con ese berretín viajaron.

"El sueño era llegar a los Evita y para llegar había que ganar este torneo. Se nos cumplió el sueño y todavía creo que el techo está más alto. Un objetivo era jugar los Evita, ahora es ganarlos" anticipó Gogui Rosatto.

"Cacho" Rivera coincidió físicamente con un compañero en una pelota más complicada de lo normal y quedó con su ojo derecho en compota.

"Fue un torneo previsible. Nos encontramos con un equipo de Mar del Plata muy evolucionado, que nos costó en la etapa clasificatoria, pero lo que hay que rescatar es el crecimiento que ha tenido nuestro equipo, y que jugamos en gran nivel" dijo.

Luis Martel enfocó desde otro lado: "Yo soy de la idea de que todos los que participamos de los 135 municipios somos campeones. A esta edad, estar disfrazados de jugador y tener la adrenalina de los partidos es algo maravilloso. Después, ganar o perder es una anécdota".

Para Esther Gutiérrez no fue la primera vez; de Mar del Plata regresó con su segunda medalla dorada. "Fuimos dispuestos a ganarla, pero tuvimos que lucharla, no fue fácil" apuntó.

Carlos Graff dio detalles: "El primer partido nos resultó muy complicado porque nos tocaron los campeones del año pasado. Ganamos 15-14, ahí nomas, por un punto".

"Pero más complicado fue el quinto partido, en semifinales; perdíamos 14-10. Estábamos listos, pero la seguimos, jugamos punto por punto, mi compañera me ayudó, empatamos en 14. La suerte estuvo de nuestro lado y terminamos ganando el último punto por apenas dos milímetros".

La otra dupla de tejo tuvo sus historias.

"Es la segunda vez que lo gano -recordó Rolf Dobler-. Lo había ganado con Esther Gutiérrez y ahora me tocó con Pancho; el campeón, campeón... El hizo todo, yo fui su peoncito. En el primer partido que jugamos todo el mundo decían ''estos van a ser los campeones'', pero fue por él".

Pancho Ronconi sumó su sexta dorada. "Hace desde el 2006 que voy a los Bonaerenses; allá está el ''capo'' (señaló a Gogui Rosatto) que puede decirlo. Tengo seis medallas doradas y sólo en dos años no gané el campeonato" reveló.

Rolf descubrió algunas intimidades: "La convivencia fue extraordinaria. Salvo un día que me tocó ser de enfermero porque se me descompuso el compañero de pieza (Pancho) y debí salir a buscar a una doctora, que lo mandó a la cama sin cenar. Con una manzanita y nada más. Por suerte se repuso gracias a la manzana, o a la doctora, no sé"

Esther hizo hincapié en "el compañerismo; fue muy lindo"; pero Rolf contraatacó que una de las notas destacadas fue "el chusmerío en su pieza".

"Charlando, como buenos amigos; nos conocemos todos" se defendió Esther.

Luli, Gogui y Cacho compartieron estos Juegos desde un rol muy distinto al que estaban acostumbrados, tantos años como parte del staff y la organización de la Dirección de Deportes.

"Sorprendimos a todos en la final. Porque esperaban una rivalidad, y entramos de la mano; hicimos una ronda y después cada uno ocupó su lugar en la cancha" celebró Luli.

El dato disonante que contó fue un roncador en la delegación que alteró durante los tres días el necesario descanso. Un secador de piso, para "tocarlo" durante el sueño, fue el arma para interrumpir esos ruidos molestos.

Prefirió resguardar la identidad, aunque no descartó alguna ligazón con los pocos minutos en cancha que tuvo Daniel Prester a lo largo del campeonato.

"Nada que ver esto con nuestra época de profes, porque somos protagonistas del torneo, en un marco de camaradería que crece a medida que pasa el tiempo" celebró Cacho Rivera.

Gogui es un caso muy especial.

Fue responsable de centenares de deportistas olavarrienses durante muchos años como director de deporte, y hoy lo vive adentro de la cancha.

"Me mentalicé para tomarlo solamente como deportista y fue bárbaro. Por momentos no sabía ni a que hora nos tocaba jugar. Quería disfrutarlo de esa manera" confesó.

Más anécdotas, más momentos que no ingresaron en el texto, y en el final un gesto de nobleza por parte de Gogui Rosatto: "Sólo remarcar, en otra función, desde un cierto grado de objetividad, la muy buena conducción de la gente de la Dirección de Deportes. Hotel, comida, logística, kinesiólogo... Una estructura que viene de años, se mantiene y es muy valioso para todos".