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El recorrido por los archivos de Word con testimonios de tantos años, que pasaron a tener marcada en rojo esta fecha en el calendario (y no por la celebración de la fiesta patria), refresca las sensaciones que quedaron sedimentadas en los principales protagonistas años después de aquel 25 de mayo de 2000, cuando Estudiantes se abrazó con la gloria, como punto de partida para un ciclo con mucha más gloria aún.

El capitán, Gustavo Fernández, hombre que además hace un año estuvo a segundos de devolverlo a la Liga desde su rol de coach, hacía referencia en uno de los tantos aniversarios de esta fecha a los festejos post partido: "Ese momento fue hermoso. Me acuerdo que nos subimos a la mesa de control para levantar la copa. Tengo fotos de un montón de cosas que ni me acordaba que habían pasado; recuerdo la comida en un restaurante que cerraron nosotros; que tomamos un poco de más, aunque yo no soy de tomar".

Rubén Wolkowyski no sólo dejó centenares de rebotes, volcadas y su asombrosa precisión desde la línea de tres, sino una puteada que no hubiese podido mejorar ni Federico Luppi, el gran puteador del cine argentino.

El "Colo" llegó a Olavarría, golpeado, y catalogado de "amargo y perdedor" por los impresentables que pululan en todos los deportes, y en la prensa también.

Aquella inolvidable noche del 25 de mayo de 2000 terminó con un exabrupto para la transmisión de TyC Sports, que vio todo el país. Fue cuando el "Colo", antes de la vuelta olímpica, lanzó sin anestesia: "Es para los hijos de puta que no confiaron en mí y que me usaron como chivo expiatorio".

"No tengo recuerdos especiales de esas finales, porque fueron muy parejos los siete juegos, y fue muy importante la localía. Si ellos hubiesen tenido el último partido en Córdoba, no sé si habríamos sido campeones, porque éramos muy parejos. Para nosotros la gente resultó muy importante en momentos adversos. Nos dio un plus increíble, que cuando el equipo se caía lo levantaba desde las tribunas" destacaba el chaqueño.

Muy especiales fueron aquellas semanas. Pocos días antes de la consagración su esposa Mariana alumbró al primer hijo de la pareja en el Instituto Médico. "Otra cosa que recuerdo es que días antes de salir campeones nació mi hijo Thomas; tomarlo entre mis brazos después del juego adentro de la cancha y toda la gente que se volvió loca con eso fue increíble".

Olavarría, Estudiantes y la comisión que tenía en Daniel Trapani a su principal referente marcaron época importante para el básquetbol nacional, contemporánea con uno de los logros deportivos más grandes en la historia del deporte argentino: la medalla dorada lograda en los Juegos Olímpicos Atenas 2004. Cada vez más cerca en la consideración a la epopeya del fútbol en México 1986.

"Me siento responsable en una parte de la medalla de oro conseguida por el básquetbol argentino en los Juegos Olímpicos de Atenas. Jugadores de esa selección han pasado por Estudiantes, el técnico actual de la selección fue un tipo clave en nuestra estructura durante muchos años", afirmaba Daniel Trapani en la última nota que dio para EL POPULAR. 

Siempre recordado Daniel estos días, tanto como la imagen de Lobito Fernández levantando la copa de la Liga Nacional, parado sobre la mesa de control, y la fiesta popular que no podrá borrarse en las almas que poblaron el Maxi más allá de lo que decía capacidad.