Luis Ahumada

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Rubén Aníbal Fini, oriundo de Sierra Chica, nació el 25 de agosto de 1970 y con 49 años arrastra una historia de vida muy compleja en el pasado y más que feliz en el presente. Es que las adicciones lo llevaron a pasar momentos muy duros, pero a través del deporte, más precisamente con el atletismo, corriendo competencias de largo aliento, como maratones de 42 kilómetros, lo llevaron a dar un giro de 180 grados en su vida.

"Yo digo que todo se puede en la vida gracias a Dios. Si hay obstáculos, hay que tratar de superarlos y darle para adelante. Esto lo mejor que hay, el atletismo es una cosa que te rinde mucho en la vida, te cambia la cabeza, es una filosofía de vida. Ahora tengo muchas ganas de vivir, con todos los cambios que tuve, y estoy muy feliz. Y en esto fue fundamental mi mujer", dejó como mensaje el ahora atleta.

"Yo arranqué con el atletismo el pasado 13 de febrero de 2017 con 60 kilos de sobrepeso y venía de estar muy comprometido con el temas de la adicciones, algo que traía de hace un tiempo atrás, y gracias al apoyo de mi señora, Analía Ruppel, que tuvo un apoyo ejemplar para mí en todo esto, arranqué caminando en Sierra Chica, el lugar donde vivo", manifestó Fini.

"Luego empecé a trotar y seguí dándole para adelante hasta que consulté por un profesor de Olavarría y me dijeron de Tito González. Así que hablé con él. Me pasaba todo el tema de los entrenamientos por WhatsApp. Así que seguí con todo con los entrenamientos y la primera carrera que tuve fue el 1 de mayo en la Vuelta al Municipio. Luego corrí un par de carreras más en Olavarría de 10 y 21 kilómetros y se me puso la locura de correr en octubre una de 42 kilómetros para el Día de la Madre en Buenos Aires", comentó muy entusiasmado.

Sin embrago, Fini reconoció que "Tito me dijo que era muy pronto, pero empecé a entrenar cada vez más y me empezó a gustar. Fue un sacrificio enorme, bajé muchos kilos. Tito me decía que espere, que ya iba a llegar el momento, que tenía que estar tranquilo. Si era por él no quería que la corra. Un mes antes de la carrera hice un fondo de 27 kilómetros y llegué hecho pedazos".

Pero Fini lejos estuvo de bajarse del desafío, fue por más: "Igual ya me había anotado y viajé con mi señora a Buenos Aires. Paramos en el barrio de Once y fui a San Expedito a pedirle, me arrodillé ante él y luego me fui a correr. Tardé 5 horas y 9 minutos, me acompañó me acuerdo un muchacho de La Matanza. Llegué feliz, me largué a llorar, estuve a los abrazos con mi mujer por el logro conseguido, después de haber salido de las adicciones. Después de eso, al poco tiempo, corrí una carrera de 21 kilómetros en Mar del Plata".

"Fue algo muy importante, así que después seguí con el entrenamiento. Todas las adicciones estaban atrás, ya que también había sido fumador y alcohólico. Todo esto lo puedo contar para que les sirva a los chicos como un ejemplo. Me enamoré de esto porque para mí fue una droga buena el deporte, me fue gustando mucho", siguió contando.

Los próximos desafíos de Raúl Aníbal Fini serán dos competencias de 42 kilómetros, el 22 de este mes en Buenos Aires y el 17 de noviembre en Mar del Plata.

"Metí un tiempo de 5 horas 9 minutos en 2017 y el año pasado volví a correr los 42 kilómetros. Antes hice un fondo de 30 kilómetros y marqué 3 horas. Tito González siempre me alentaba diciéndome que iba a bajar los tiempos. El año pasado salí en el puesto 3.773, mientras que en 2017 había salido 7.011. Mejoré un montón porque creo que corrieron más de 12 mil atletas y yo hice un tiempo de tiempo de 4 horas y 18 minutos".

"Ahora quiero seguir mejorando mis tiempos. El fondo que hice el otro día en Sierra Chica fue de 2 horas 40 minutos, bajado los 30 kilómetros en 20 minutos. Quiero meter ahora los 42 kilómetros en cuatro horas, bajando en 18 minutos mi mejor marca".

Claro está que para lograr esta transformación en su vida, Fini no estuvo solo: "Siempre tengo el apoyo de mi señora y fue un gran incentivo hacer el esfuerzo por mi hijo, que tiene un retraso madurativo leve de aprendizaje. Eso me comió mucho la cabeza, quería cambiar mi vida", dijo emocionado.

"Agustín tiene 10 años, es el amor de mi vida, y Camila, mi hija, ya tiene 24. Cada vez que hablo de Agustín me conmuevo. Me fue a ver correr muchas veces y se alegra mucho con mis logros. Mi señora siempre me alentó en esta actividad. Analía fue la mujer que siempre estuvo y está. Gracias a ella pude salir y estoy muy contento con todo lo que estoy haciendo ahora", volvió a referirse visiblemente conmovido.

Para cerrar, comentó lo que va a hacer en sus próximas presentaciones: "Este año voy a correr con la camiseta del Club Atlético Sierra Chica. Habitualmente lo hago con la remera que te dan al pagar la inscripción, pero ahora lo haré con la camiseta del club que tiene en la actualidad a Leandro Gisler como presiente".

"Represento a mi pueblo y voy a representar al club de mi pueblo. También a los chicos penitenciarios de la Unidad Nº 2, que es en la que trabajo desde hace 27 años. Mis compañeros de ahí también me apoyan mucho en esta actividad, ya que vieron de cerca mis cambios y todavía no lo pueden creer", concluyó.