Rubén, aunque a nivel comunitario era más conocido como "Jorge", en 1966 partió a Buenos Aires a estudiar Farmacia y Bioquímica, en la UBA, se recibió en 1969, pero se quedó trabajando en el laboratorio Phortner, donde hizo una pasantía y después recaló en Cornealent, el famoso laboratorio que fabrica lentes de contacto. Poco después ya estaría de regreso para trabajar con su padre y compartir, además del negocio, el amor por el automovilismo, donde llegaría a ocupar el cargo de vicepresidente del Automóvil Moto Club Olavarría (AMCO).

Esta variedad de actividades, a las que se les puede adicionar la participación en la colombofilia y en la pesca, les dieron a los Vilanova un cúmulo de vinculaciones y amigos en los más diversos lugares de la ciudad, por lo que la óptica era un lugar muy querido desde lo afectivo y lo profesional.

En marzo de 2014, en la entrega de los Premios Olimpo del Diario El Popular, Rubén recibió la mención especial a la Trayectoria Deportiva. Entre los amigos siempre fue apodado cariñosamente "El loco Vilanova". Desarrolló lo mejor de su prolífera carrera como deportista en las décadas del 60 y 70.

Defendió los colores de su Colegio Nacional en todos los deportes en las recordadas Olimpíadas Estudiantiles, evento que paralizaba la ciudad por su importancia.

Su categoría de perimetral, con agresivas penetraciones, repentinas asistencias y un contragolpe formidable, le permitieron ir ganando espacio en las formaciones juveniles del básquetbol "bataraz", formando parte de elencos inolvidables junto a José Endere, Mario Galarza, "Picho" Valenza y "Chiquito" Altamira, entre otros.

Alternó, siendo cadete, la primera división con jugadores de la talla del "Pelado" Pellicionni, Julio Collinet, "Nacho" Alberdi y "Tito" Casemayor, hasta más acá en el tiempo con Carolo Jouanny y Roby Colmenero, entre otros.

Con Rubén Daniel Vilanova se dio un caso que seguramente en la actualidad no digerirían los hinchas: jugaba al básquetbol en Estudiantes y al fútbol en Racing.

Fue campeón de todo de la mano de Raúl Moriones con los "chairas", jugando en aquellas escuadras aún recordadas junto a Camplone, Humberto, Chiramberro, Mieri y Larrosa, llegando a primera en una delantera aún valorada como Larrosa, Vilanova, Pericullo, Humberto y Mieri.

Se ubicaba de volante por derecha, con buen trato de pelota y una gran pegada, ya que era el ejecutor de los penales de aquellos equipos.

En forma paralela dedicó también gran parte de su vida deportiva a la colombofilia, siendo propietario del popular palomar "El Churrinche".

Junto con Hernán Amoroso, Victorino Barrionuevo y otros históricos fundaron la Asociación Colombófila "Unión y Progreso" y fueron responsables de la hermosa sede que la entidad posee en la calle Lamadrid.

Vecino del barrio Mariano Moreno, "El Loco" o "Jorge" (sus apodos más conocidos) era un amante de la pesca, gran cocinero y uno de los impulsores de ese paraíso hecho realidad como es la laguna Blanca Grande.

Sus restos, que serán velados hoy de 10 a 12 horas en la sala de España 2942 Departamento "B", serán cremados en día y hora a confirmar en el Crematorio Pinos de Paz.