Ellos conocen la historia de San Martín, pero posiblemente ni sus padres hayan sido testigos presenciales de uno de los ciclos más brillantes en casi un siglo de fútbol olavarriense. Habrán escuchado de la leyenda del "Pozo" y sus años de imbatibilidad, de los 23 goles a El Fortín, de las vuelyas olímpica en cadena, de apellidos ilustres que aunque pasen los años jamás serán borrados de la memorial colectiva.

Son los dos chiquilines que, con sus goles, instalaron a "León Serrano" en las semifinales del torneo Inicial: Agustín Fernández y Matías Petacchi, de 21 y 18 años. El último, con tres goles a El Fortín y un par a los bataraces, como para empezar a construir un interesante CV.

Agustín Fernández, a sus 21 añosm sorprende tanto por sus goles, como por la fluidez y la madurez de sus conceptos. Este profesor de educación física, e inminente licenciado, tiene 25 goles en un par de años en primera. "Estamos contento como grupo por lo que hemos logrado. Sabíamos que era posible; con el correr de los partidos nos fuimos afianzando, fuimos miniminzando los errores y optimizando las virtudes que tenemos". Así habla Agustín; y con semejante riqueza conceptual habla muy poca gente, no sólo los futbolistas.

"En el mano a mano, en los playoffs, es para cualquiera. Nosotros nos consideramos en condiciones de ganarle a cualquiera; lo demostramos con Estudiantes en los cuartos de final" advirtió Agustín, que no se sorprendió con el desenlace de la última fase.

"Siempre tuvimos la fe en pasar porque, como decía, fuimos optimizando muchas virtudes. Quizás en los partidos de la fase clasificatoria llegábamos diez veces y hacíamos un gol, nos llegaban una y la metían; frente a Estudiantes en cambio entraron casi todas. Nos hicieron un gol al minuto, pero después les metimos cinco, y creo que con justicia" sostuvo.

En Sierras Bayas, el interés han ido in crescendo. "La gente está contenta; el domingo creemos que va venir más gente de la habitual. Supongo que al principio no nos acompañaban porque pensaban ''esto no les ganan a nadie'', pero ya en el partido con Estudiantes estuvimos bien acompañados" destacó.

Matías Petacchi tiene 18 años, juega desde que se acuerda en San Martín, pero posee una historia particular. "Recién este año me empezó a gustar jugar en Primera. Antes no quería, porque prefería jugar con mis amigos en sexta, pero llegó Nicola (Orsatti), me convenció y le estoy muy agradecido, no sólo por eso, sino porque sabe mucho de fútbol y nos enseña" reveló.

Tres goles a El Fortín y dos a Estudiantes son su carta de presentación. "Soy alto, rápido y me gusta encarar a los defensores por afuera". Casi una especie en extinción en cualquier categoría del fútbol argentino. "Jugar con el Agu arriba es un gusto", dijo de su compañero de ataque y de entrevista. "Sabemos que podemos lograr el título, que hay que jugar los partidos" acotó.

"El pueblo ahora nos apoya, no gustó mucho ver a la gente en Estudiantes; ojalá que el domingo haya más gente en el Pozo" manifestó Matías.

En el futuro de ambos y de San Martín está El Fortín en semifinales; en el pasado hay una historia riquísima, casi mitológica, que los respalda y los alienta.