McGregor, debutante en la UFC en 2013 y primero en coronar dos títulos de distintas categoría en 2016, retornó en la división ligero a un año de su última pelea, que le había ganado al estadounidense Donald Cerrone en Las Vegas.

Poirier, segundo en el ranking de la Ultimate Fighting Championship (UFC), se tomó revancha de la derrota por nocaut ante el irlandés en 2014 y lo invitó a un tercer combate tras autoproclamarse como "nuevo campeón".

Esta derrota, primera por nocaut en su carrera, puso en riesgo el futuro de McGregor en la organización más prestigiosa de Artes Marciales Mixtas (MMA) y también el millonario negocio de una eventual pelea de boxeo ante el filipino Manny Pacquiao.