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Este remoto país de los confines del mundo, como no hace tanto lo definiera el Papa Francisco (unos pocos minutos después de que saliera humo blanco por la chimenea de la Capilla Sixtina), ha ofrecido al mundo hijos ilustres, geniales, admirados por todo el planeta, en ocasiones muy a pesar de sus elites políticas, económicas o sociales.

Además de sus maravillas naturales, el mundo lo reconoce por sus premios Nobel, por sus geniales escritores, sus maravillosos bailarines, por su música universal. Por Evita y por el Che; por Maradona, don Alfredo y Messi; por De Vicenzo; por Vilas y Monzón; por Ginóbili y Quino; por Borges y Cortázar, por Piazzola y Gardel; por Favaloro y Luis Agote; por César Milstein, Luis Federico Leloir y Bernardo Houssay; por Saavedra Lamas y Pérez Esquivel... y estos tres puntos significan la necesidad de hacer un freno arbitrario para no extender demasiado una lista que no tantos país podría emular.

La Argentina y los argentinos también han desarrollado inventos que han cambiado la vida de la humanidad de un modo u otro, con mayor o menor trascendencia. Desde el by pass del doctor Favaloro hasta el descubrimiento de Luis Agote que permitió la conservación de la sangre; el "bondi" o el dulce de leche (aunque, como en varios cosas, los uruguayos también tienen algo que decir al respecto); la birome y las huellas digitales.

Dicen que los primeros dibujos animados se hicieron en estas tierras sureñas; y que a pesar de los promocionados manuscritos renacentistas de Leonardo Da Vinci, el primer vuelo de un helicóptero medianamente controlable fue gracias al argentino Raúl Pateras de Pescara, en 1916, en Buenos Aires.

Hasta las películas porno tendrían su nacimiento en las cercanías de algún burdel de Buenos Aires, a principios del siglo pasado. En la web anda dando vueltas un texto donde se afirma que "entre 1907 y 1912, en algún lugar de la ribera de Quilmes, un director argentino, cuyo nombre permanecerá en el eterno anonimato, inventaba el cine porno".

Bien... cuando el 12 de junio arranque la Copa del Mundo en el flamante estadio del Corinthians, habrá llegado a los altares futboleros otro invento argentino: el aerosol que marcará (también en la máxima competencia deportiva) la distancia de las barreras en los balones detenidos.

Una idea que salió de la cabeza del periodista deportivo argentino Pablo Silva, y de una manera bien argenta, también. "La verdad, fue un momento bochornoso... calentura de más joven. En un torneo de ex alumnos de Colegio Maristas terminamos a las trompadas por un tiro libre sobre la hora donde no nos respetaron la barrera, y mientras regresaba para mi casa con mucha bronca, porque encima de la batahola me terminaron echando, imaginaba por dónde encontrar una solución. Primero pensé en una cinta elástica, pero imposible porque se podían enganchar los jugadores, y enseguida salió lo del aerosol" contó en una charla con EL POPULAR Medios desde Playa Serena, una barrio de Mar del Plata que tuvo entre los fundadores a su abuelo.

Nacido "de casualidad" en Lomas de Zamora, pero ciudadano desde siempre de Caballito, buscó un asesoramiento profesional desde su inexistente relación con la química. "Primero salió la idea, y después tuve que empezar a buscar a un químico que la pudiera poner en práctica, porque debía reunir algunas condiciones, como no dañar la capa de ozono, diluirse pronto, no ser perjudicial para los botines, ni para el césped. Trabajamos mucho y finalmente pudimos dar con la tecla".

"Ocularmente todos hacen bromas con la espuma de carnaval, pero no tiene nada que ver, y tampoco con la espuma de afeitar. Con este producto, a mayor altura sale una línea más ancha, se desvanece entre 45 segundos y tres minutos; a mayor altura se va más facil, a menor altura una línea más angosta y más alta, que tarda más en irse", acotó.

Tan complicado como llegar a la fórmula parecía convencer al establishment del fútbol. "Es relativo, porque tuve la ayuda inestimable de Julio Grondona. El fue quien me ayudó a desarrollar el tema, quien encabezó el trabajo más intenso. Sin Grondona, el aerosol no hubiese trascendido, o hubiese sido muchísimo más complejo" reconoció Pablo.

"Desde el primer momento vi que la idea la interesaba y creo que disfruta mucho todo esto" sostuvo. El primer partido oficial de "spray" fue un Los Andes - Chacarita en 2008, por la B Nacional, y Luis Alvarez quedó para la historia como el primer árbitro en hacerse cargo del experimento. "Miguel Scime dijo que empezar con la B Nacional, porque si surgía algún problema en Primera se podía quemar. Por suerte salió todo bien, no hubo que corregir nada, y nació mi sueño de llegar a un Mundial" reveló.

Pasó por competencias de la Confederación Sudamericana, ingresó en el fútbol brasileño. El salto más importante era convencer a los flemáticos compotentes de la International Board, el único organismo con atribuciones para autorizar modificaciones en el fútbol.

"Eso fue lo más bravo de todo; si ellos nos hubiesen dado la espalda, yo tendría que haberme ido con mi invento a mi casa, y Grondona a la AFA. Fue determinante el informe que hizo la Conmebol de la Copa América; presenté una carpeta en los países de la IB, que el 5 de marzon de 2012 lo avaló, por suerte".

No faltaron resistencias y muy pesadas, como los popes de la FIFA y de la UEFA. "Blatter no estaba muy convencido, pero cambió con la opinión de los árbitros; sobre todo de Massimo Buzzaca, que es el director de arbitraje, y se la jugó mucho. Platini aflojó, por suerte; ahora nos llamaron de la UEFA para empezar a jugar con el aerosol. Pero acá el peso definitivo fue el éxito de la herramienta" enfatizó Pablo.

El invento está patentado en todo el mundo, y se fabrica en Aerojet, en la Argentina. "Desde todo punto de vista, en lo comercial y en lo emocional, ha significado un antes y un después en mi vida. El tema económico es importante, pero quedar en la historia como el inventor de esta herramienta para mí es mcuho más importante. Yo pensé que no se daba para este Mundial, que recién íbamos a tener chances para 2018" reconoció.

Justo en Brasil, desde el 12 de junio un invento argentino trascenderá a todos los rincones del mundo. ¿Habrá un último deseo? Un árbitro marcando los nueves pasos, trazando esa línea blanca en el último minuto de una final con Brasil, 0 a 0 y con Leo Messi parado delante de la pelota.