Es atleta, se recibió de doctor en Ciencias de la Cultura Física en Cuba, es docente universitario y científico repatriado en 2014; estudió en México, hizo un post doctoral en Japón sobre "Educación y sus nuevas alternativas", realizó la maestría como investigador inter-universitario con universidades de Europa, y a fines del año pasado presentó su primer libro sobre la educación transdiciplinaria .

Nahuel Luengo llegó a Olavarría para correr el Hi-Race como preparación para la Copa del Mundo que se desarrollará el 15 de noviembre en Villa La Angostura, y los organizadores lo "aprovecharon" para una charla el sábado a la noche.

El domingo al mediodía, después de ganar los 15K en Sierras Bayas, interrumpió un momento de intimidad con su pareja y su pequeño hijo frente a la iglesia de la Villa, para charlar sobre la carrera y tantos otros temas como no podrían haberse imaginado antes de encender el grabador.

"Me convocaron para venir. Era la última semana que podíamos competir antes de una cita muy importante, como es el Campeonato del Mundo de Villa La Angostura, y elegimos este sendero, que tenía bastante altimetría" reveló el balcarceño de 31 años, uno de los mejores de la Argentina en este tipo de pruebas.

"La verdad es que la pasamos muy lindo. El día acompañó muchísimo, la familia, el circuito es muy bonito. Disfruté de un lugar que no conocía. Mi familia es de por acá, de Bolívar, pero cada vez que pasaba era parar un rato, tomar un café en el centro y seguir, y nunca había podido disfrutar de la ciudad como este fin de semana" confesó.

"Olavarría me pareció una ciudad muy bonita. Está muy bien distribuida; se ve que la han pensado muy bien, con calles anchas, y les quedó muy bueno" elogió.

Cuando todos, incluido Mauricio Olivera (ganador de los 25K) lo esperaban para la prueba central, Nahuel eligió hacer diez kilómetros menos.

"Fue muy estratégica la carrera: corrimos los primeros tres kilómetros muy, muy fuerte; muy parecido a lo que va a suceder en el Campeonato del Mundo. Después, como lo otro no se parecía, fue correr tranquilo, a un ritmo sustentable, y en los últimos 4K elevamos el ritmo para -por lo menos- entrenar un poco la dinámica de carrera" analizó.

Sus condiciones naturales alcanzan para destacarse en el país; todo lo otro que necesita un atleta de elite para trasladarlo al primer nivel mundial lo sumergen en unas expectativas algo conservadoras.

"Hay que ser consciente y sincero con lo que uno es. Haber llegado a un Campeonato del Mundo para mí es muy importante. Me pasó el año último, en Andorra. Me gustaría mantenerme un par de años, clasificándome a los Mundiales, y algún día aspirar al Top 30, pero creo que este año no lo voy a lograr" opinó.

"Se tendrían que alinear demasiado los planetas para ello. Uno acá en la Argentina trabaja, tiene un montón de ocupaciones y eso no pasa en otros países, donde los atletas se pueden dedicar un poco mejor" acotó.

La última respuesta permitió indagar en un mundo desconocido. "Soy investigador y docente; tengo casi 15 horas de trabajo diario y después me entreno" dijo.

Enseguida apuntó que es docente en el Club River Plate, que da clases en la UnPaz (Universidad del Bicentenario en José C. Paz) y en FASTA. "Tengo muchas horas cátedra, y entrenamos bien de calidad, pero no como deberíamos para un Campeonato del Mundo" lamentó.

Su regreso al país fue hace 5 años. "Vine como científico repatriado en 2014, pero lastimosamente con el cambio de gobierno quedamos sin trabajo y tuvimos que rebuscarla como se podía" contó.

"Ojalá que todos, como colectivo social, interpretemos lo que ha pasado en estos cuatro años. Todos hemos disminuido mucho nuestra calidad de vida, y no hablo sólo de la cuestión económica, sino de la cultura en sí" precisó.

En ese sentido, Nahuel comentó algo que le sucedió mientras esperaba la largada en Sierras Bayas: "Me largué a llorar a la mañana cuando me dijeron que se había cerrado un teatro, el Goms, en el cual estuve gran parte de mi vida; también el Gaumont está con problemas".

"Como decía José Martí, los cambios reales son los cambios culturales, y si no crecemos como país culturalmente, en ninguna otra esfera vamos a crecer" opinó.

"No lo dudé cuando me convocaron para volver. No me fui porque quisiera dejar el país, sino porque me ofrecieron mejores condiciones de trabajo y, cuando uno afronta la vida queriendo transformar la sociedad, era la única posibilidad de hacerlo. Volví con una expectativa increíble, cosa que al final no sucedió" señaló.

Pero su mirada no es del todo negativa: "Todavía estamos a tiempo. El mundo es cíclico, helicoidal y ascendente, y en las crisis tenemos que ser felices. Las crisis proponen momentos de pensar en cómo salir lo más rápido posible, y enfrentar una nueva vida"

Su trabajo y su cosmovisión los explicó en un par de frases.

"La mitad de mi laburo consiste en ser docente universitario. Doy clases de pedagogía, de entrenamiento deportivo de alto rendimiento y de epistemología. Entre los proyectos de investigación que tengo, hago estudios sobre los sistemas fractales, que es un tipo de matemática no euclediana" apuntó.

Para más detalles, agregó que "si uno mira los objetos de la naturaleza, ninguno tiene una forma euclediana. En la naturaleza no existen los círculos, no existen los cuadrados. Entonces proponemos una nueva interpretación; empezar a observar las demandas sociales o no sociales, hasta los actantes, desde una perspectiva del todo y no de las partes".

"La ciencia históricamente ha segmentado la realidad para estudiarla por separado, y después tratar de volver a unirla. Y eso no sucede nunca, entonces nosotros con una nueva interpretación más transdisciplinaria integramos todas las ciencias sin la necesidad de un objeto de estudio" explicó.

Aplicado al deporte, Nahuel indicó que "se estudian los pequeños eventos, que parecen intrascendentes, pero a futuro son los que transforman el resultado competitivo. Hay que planificarlo, hay que estructurarlo, hay que demandarlo. Y eso es lo que hacemos nosotros, un poco desde adentro cuando podemos, y un poco desde afuera cuando no se nos permite, porque es difícil investigar en la Argentina".

"De las 60 horas que yo tengo, 40 son ad honorem, y es una pasión muy linda. Pasan los años y uno se da cuenta de que lo está haciendo está bien y, no sólo eso, sino que le está cambiando la vida a la gente, entonces la ciencia puede aportar muchísimo. Lo que pasa es que la gente aspira a una ciencia más de laboratorio, un poco invasiva, que involucra a la vida de pocos, y yo estoy convencido de que la que hacemos nosotros va a ayudar a futuro a un montón de personas" cerró.

Daniel Lovano / dlovano@elpopular.com.ar