Daniel Lovano / [email protected]

Una misma camiseta no todos la visten de la misma manera. Los clubes tienen jugadores; en otros tiempos aquí, en otro espacio en la actualidad, disfrutan de sus ídolos, pero hay una categoría superior a todas las demás: la de los próceres. Y si hay un club en Olavarría donde se pueden señalar hacia los cuadros e identificar a varios ilustres es San Martín de Sierras Bayas.

Apellidos de origen italiano, eslavo, español, portugués conformaban esos equipos para un dominio que arrancó con el fútbol mismo y se extendió hasta fines de los ''50. Casi con el cierre de ese ciclo inigualable, que registra una imbatibilidad mundial en el "Pozo Serrano", a comienzos de la década del ''60 comenzaban a jugar juntos los últimos dos próceres que se pusieron la camiseta negra y amarilla: el "Vasco" Saloiña y el "Piraña" Meira.

En las divisiones inferiores se lanzó una sociedad casi perfecta adentro de la cancha, que se trasladó a la selección de Olavarría (cuando vestir la camiseta celeste era a lo máximo que se podía aspirar). Una amistad que se fue alimentando en las salidas juveniles de la década del ''70 y los años convirtieron en una hermandad.

Durante casi dos décadas el "Vasco" siguió viviendo en Sierras Bayas y "Piraña" se mudó a Mar del Plata. En noviembre del año pasado "Piraña" decidió volver y el "Vasco" se convirtió en su tutor en una ciudad distinta a la que conocía cuando se marchó.

"Volví el 18 de noviembre. ¿Por qué decidimos volver? Mi señora tiene su familia en Loma Negra, y en Mar del Plata nosotros éramos tres, con nuestra hija de 17 años, y debimos tomar una decisión familiar porque había ciertas cosas de Mar del Plata que no queríamos para nuestra hija. Se hizo difícil la vida, y nos volvimos. Estamos viviendo en Loma Negra y nuestra hija empieza medicina en Olavarría". Una nueva vida en un viejo lugar para "Piraña".

"Se murió mi hermano, se murió mi mamá. Los familiares que tenía en Sierras Bayas y frecuentaba fueron muriendo todos y él para mí es un hermano mayor, por eso también tenía tantas ganas de regresar" confesó.

A estos casi tres meses le sacaron todo el jugo posible. "Apenas vino lo fui a buscar a Loma Negra y lo llevé a Sierras Bayas para hablar con Marito Sergen, un hombre que siempre me preguntaba por él cuando vivía en Mar del Plata. Estuvimos como tres horas charlando. Otro día agarré el auto y nos fuimos por la zona de canteras, desde Calera a Sierras Bayas, lugares que ''Piraña'' ni conocía. Se vino conmigo al cardiólogo. Así estamos casi todas las semanas" reveló Saloiña.

El sobrenombre "Vasco" viene por sus ancestros, llegados desde el norte de España, aunque el apellido original antes de ser deteriorado en migraciones (como tantos otros) era Zalona; "Piraña" remite a un personaje de historieta no muy tranquilo, "El pibe piraña", que aparecía en las páginas de EL POPULAR.

"Yo debuté a los 15 años en la primera de San Martín, en Pipinas, un encuentro amistoso que se hacía entre los clubes de las canteras" recordó el "Vasco". Y Piraña contó que su aparición entre los grandes fue un año más tarde, también a los 15, "en un partido con La Flor del Barrio en Olavarría".

El mediocampo de San Martín en los ''70 de las últimas alegrías era Saloiña - Romero - Meira, pero una lesión durante el torneo cambió el equipo y lo impulsó hacia el último título oficial en 1974. "En el medio quedó Barraza - Romero - Meira, y adelante Montanaro - Obdulio Alvarez y Saloiña. Empezamos a hacer goles todos los partidos y se nos dio" subrayó.

Pero más allá del título, Meira y Saloiña fueron una de las grandes pequeñas sociedades (Menotti dixit) del fútbol olavarriense. "Además de la amistad, nos entendíamos sin mirarnos adentro de la cancha. Porque estábamos a la tarde juntos, a la noche juntos y a la madrugada juntos, porque el problema era que nosotros no dormíamos, je" acotó el "Vasco".

El reencuentro logró vencer al "Vasco" en su disputa con la tecnología, y aceptó el regalo de su hija (un teléfono celular de última generación) sólo para estar en permanente contacto con su amigo a través de Whatsapp. "Nosotros somos amigos, por eso se nos dieron las cosas tan fáciles adentro de la cancha" opinó el "Vasco".

Como la amistad no pocas veces continuaba hasta el amanecer, cierta vez el sábado se hizo demasiado largo antes de un amistoso previo al Regional de Clubes Campeones de 1975 (donde San Martín fue eliminado por diferencia de gol con un gran equipo de Jorge Newbery de Junín) y le pegaron derecho hasta las 9, cuando salía el micro para un amistoso en Barker.

"Llegamos con anteojos oscuros y yo con el diario bajo el brazo. Apareció el presidente y nos dijo ''ustedes no se acostaron'' y nosotros intentamos convencerlo de que habíamos hecho buena letra. ''Ustedes no se acostaron porque son las 9 de la mañana y el diario a Sierras Bayas llega a las 10'' me dijo. Nos vendió EL POPULAR" bromeó el "Vasco".

"Entre los 17 años y los 27 años vivimos nuestra juventud a full. Jugamos al fútbol y nos hemos divertido a más no poder" reconoció el Vasco. "La noche también era nuestra" acotó "Piraña" con esa picardía que mostraba cada vez que la pelota llegaba a sus pies.

"Piraña tenía una gran habilidad, y a pesar de su físico pequeño era fuerte. Se mandaba algunas macanas jugando; a veces me hacía picar y salía para el otro lado. A mí me costaba parar la pelota; después cuando la tenía era difícil pararme. El era técnicamente perfecto; la controlaba de cualquier manera" elogió el "Vasco" de "Piraña".

"Si tengo que definirlo, el ''Vasco'' era una especie de Kempes. Un jugador que cuando estaba lanzado en velocidad era un tanque, pero técnico, que en carrera se llevaba puesto a los defensores" precisó "Piraña" del "Vasco".

"Piraña" se probó en Racing de Avellaneda, pero llegó desgarrado a esa prueba; el "Vasco" tuvo algunos contactos con Lanús e Independiente que nunca se llegaron a concretar.

A los 19 años ambos llegaron a la selección de Olavarría. "En 1967, cuando me citaron, ya estaban Pelliccioni, Musotto, Silva, Ramírez, Barrionuevo, el Gringo Montanaro" recordó el "Vasco".

"Una tarde jugamos contra Bahía Blanca en la cancha de Olimpo y Recio, que había estado en River, en una trababa chocó bastante fuerte con el ''Vasco'' y lo dejó mal. Se levantó como pudo y me dijo ''ese Ruso es un tren''. Lo había hecho pelota" relató Piraña entre risas.

El "Vasco" Saloiña es de Colonia San Miguel y se mudó para Sierras Bayas cuando contrajo matrimonio; Piraña tenía el "Pozo Serrano" a unas pocas cuadras de su casa.

En la formación de ambos hubo una persona muy especial. "Cuando uno llega a un club, el primer lugar que conoce es la utilería y a nosotros siempre nos recibía don Pedro Valentinozzi. Nos trataba como si fuéramos sus hijos. Se puede decir que él formó parte de nuestra educación".

"Los dos tuvimos la suerte de ir a despedirlo cuando estaba por morir; nos sentamos a cada lado de la cama y nos recibió con caramelos, como cuando éramos chicos y jugábamos en las inferiores de San Martín" acotó "Piraña".

Don Pedro Valentinozzi dejó, entre tantas, dos anécdotas del último campeón de San Martín. "De grande se había hecho un saco nuevo, con una "U" enorme. En realidad el equipo no empezó bien y antes de un entrenamiento nos acercamos y le dijimos ''vamos a salir campeones y te vamos a quemar el saco''. El equipo fue levantando, le ganamos las finales a Racing y salimos campeones. Por supuesto, se lo tuvimos que quemar" lamentó el "Vasco".

Para la revancha de aquellas finales con Racing del ''74 don Pedro le anticipó a todo el equipo que iban a jugar con una camiseta especial. "Se apareció con la ropa que habían usado los últimos campeones en el 60. Las tenía tan bien guardada que estaba impecable. Eso sí, debió salir a buscar otras cuatro, de un diseño diferente, porque en el 60 no había cambios" completó "Piraña".

Pese a que habían transcurrido 14 años desde la anterior consagración, nadie se hubiese atrevido a insinuar que ese iba a ser el último título anual de uno de los clubes más ganadores hasta entonces en el fútbol olavarrienses.

Un club que dio equipos campeones, que tuvo sus cracks y que ahora vuelve a ver caminando por las calles de Sierras Bayas a los últimos dos próceres que pisaron el "Pozo Serrano".