A fines del año ''83 principio del ''84, me radiqué definitivamente en Olavarría, después de haber llegado de Azul donde estuve desde el ''79 haciendo una residencia intensiva, con una post residencia en el Hospital de Olavarría y una propuesta de un servicio psiquiátrico modelo en esta ciudad; después de haberlo descartado de hacerlo en Rio Grande, Tierra del Fuego, con la supervisión de mi jefe en aquel entonces, del servicio psiquiátrico de Azul; adopte a Olavarría como residencia permanente.

Hago esta introducción para comentar,  aludiendo a las teorías Freudianas, que los problemas psicóticos y neuróticos tienen fuertes componentes de pulsiones sexuales reprimidas.

Ante publicaciones por medios escritos en ese momento no estaba el medio audio visual tan en boga y ni el radial. Las consultas en aquel entonces eran de 1 sexológica a 10 psiquiátricas para pasar en la actualidad de 7 sexológicas y 3 psiquiátricas aproximadamente.

Para llegar  a la sexológica, hacen previas telefónicas con un antecedente de más o menos 1 año, hasta que finalmente se deciden, pero cuando llegan, se nota una gran tensión de ansiedad, angustia, rigidez postural y esencialmente con mucha vergüenza y paradójicamente con humillación.

Debo admitir, que por momentos parezco como agresivo para lograr la apertura. Por ejemplo, sería como el cirujano frente a un absceso pulsante acariciara con un hisopo la zona para que saltara el pus exultante, o como el odontólogo lo hiciera con el cráter de un molar careado.

Sugiero, cuando se hace una consulta sexológica, se debe traer el cuerpo, la mente y la historia y presente sexual, totalmente abierto, dejar de lado los falsos pudores y los mitos, ser totalmente sincero y no creer que con la primer consulta se solucionan todos los problemas. 

Otro ejemplo:  se hace un diagnóstico de cáncer y no pensar con ello que se lo tiene solucionado, es un punto de partida y un largo camino por recorrer, a lo que el cáncer se refiere, transportado a la sexología, con un entramado familiar, genético, hereditario, sociológico, filosófico, religioso, etc., etc.

Esto es el fenómeno que ocurre con la primera consulta, que no siempre sucede, y hay otros que por descarte vienen de 2,3 a 4 consultas hechas en lugares o centros irresponsables que provocan una verdadera iatrogenia, que es el rechazo a hacer alguna otra consulta. Lo mismo sucede con internet, que es útil para una información general, pero que es grave cuando el paciente aporta un libreto que quiere sobrepasar al profesional.

Paradoja:

Dejamos que internet cure a la humanidad y los médicos que nos dediquemos a arreglar computadoras.

Hasta la próxima, los saluda el Dr. Daniel Fanesi.