BOCA Y FLUMINENSE disputarán este sábado la final de la Copa Libertadores en el Estadio Maracaná de Río de Janeiro y este jueves se produjeron varios incidentes con hinchas xeneizes que fueron emboscados en la playa por sus pares cariocas y luego reprimidos brutalmente por la policía local.

Los hechos de violencia tuvieron como epicentro las playas de Copacabana y se desarrollaron en la tarde y también por la noche, al tiempo que continúa el masivo arribo de público proveniente de distintos puntos de la Argentina por vía terrestre y aérea.

En virtud de la tensión que se vive en estas horas y para evitar que se incrementen los sucesos violentos, habrá una reunión en la mañana de este viernes en la que participarán miembros de CONMEBOL, la AFA, la Confederación Brasileña de Fútbol y representantes de ambos clubes.

Allí se planificarán los pasos a seguir para garantizar la seguridad de los hinchas, luego de que la entidad madre del fútbol sudamericano se comunicara en las últimas horas con el gobernador de Río de Janeiro, Cláudio Castro, y con altos funcionarios del Gobierno del presidente brasileño Lula da Silva para pedir garantías. No se descarta además la contratación de unos 2.000 miembros de empresas privadas de seguridad.