En el país "no se repetirá la experiencia amarga de dejar morir a los mayores"
"Con sobredosis de videoconferencias", se define Adriana Capuano, en un despacho improvisado en su casa de Olavarría, donde vive su cuarentena propia de funcionaria nacional que no llegó a montar su despacho, novísimo, en el edificio histórico de la 9 de Julio donde la figura de Eva es un ícono que dirige el camino. Simbólicamente y no. A finales de aquel diciembre que parece prehistoria, donde lo más importante era la pandemia del hambre, ella concretaba un sueño: llegar a un Ministerio de Salud de la Nación liderado por Ginés González García. En una dirección creada ad hoc. Porque la Dirección de Personas Adultas y Mayores no existía antes.
Y a su primera experiencia de gestión nacional la estrena en medio de una pandemia.
Nosotros aconsejamos disminuir el acceso a las noticias, la sobreinformación es nociva, se difunden tasas de letalidad a tal edad, que llegan sin filtro y no todos están en condiciones de entender y de recibir.
-Después de años de gestión en el PAMI y de trayectoria política en el PJ, llegar al Ministerio de Salud de la Nación en una dirección anclada a su especialidad, parece el lugar donde se quería estar. Pero aparece el covid19. ¿Cómo lo vive como funcionaria y profesional?
Otro problema en que nos metimos es la violencia de género en la tercera edad.
-La gestión arranca en el momento de construir el lugar que le toca, pero a la vez se topa con los graves problemas que hubo -y que habrá- en geriátricos de CABA, donde el covid19 terminó con la vida de mucha vejez, de otras residencias que cerraron en el conurbano y dejaron afuera a los ancianos, ¿cómo se para la Dirección ante todo esto? ¿Está en condiciones de pararse cuando está en construcción?
-Creo que todos nos paramos de la misma manera. Nadie tenía conocimiento acerca de cómo evolucionaba esto ni de las características del virus. Todos tuvimos que empezar de cero. Lo nuestro fue empezar de esa misma manera. A partir de la declaración de la emergencia, trabajamos con epidemiología, infectología, salud mental, para estar todo el tiempo elaborando y actualizando las recomendaciones. En esta prolongación de la pandemia surgen temas como que en las residencias y en las personas que viven solas el encierro puede dar lugar a la aparición de trastornos cognitivos. De un día para el otro se perdió el vínculo con los afectos. Estamos trabajando con provincias donde el virus no circula para ir flexibilizando y poder mitigar en lo posible este impacto sobre la salud mental. Nosotros aconsejamos disminuir el acceso a las noticias, la sobreinformación es nociva, se difunden tasas de letalidad a tal edad, que llegan sin filtro y no todos están en condiciones de entender y de recibir. Poner en contacto a la persona mayor a través de videollamadas con amigos, familiares. Pero no hay que olvidar que el mundo de las personas mayores es muy heterogéneo. Hay una parte con redes más débiles para las que el aislamiento es más crítico. Y pueden aparecer esos trastornos cognitivos. Para eso es importante desarrollar un plan durante el día, que incluya actividades físicas simples. Una de las actividades que está todavía restringida es la kinesiología porque no se podría respetar la distancia personal, pero sabemos que también dentro de los sindromes geriátricos la inmovilidad y la postración es todo un tema porque viven en una residencia, en espacios reducidos, tienen que reducir la posibilidad de moverse porque deben mantener distancia. Entonces la inmovilidad es inevitable y la rehabilitación se vuelve imposible. En otro problema en que nos metimos es la violencia de género en la tercera edad. El tema del cuidado: la persona mayor que cuida a su esposo y se naturaliza la violencia.
-Vimos en Italia y España que se elegía quiénes vivían y a quiénes se dejaba morir y los ancianos terminaban muriendo solos y sin atención en sistemas de salud desbordados. ¿Puede suceder en la Argentina?
-En 2017 el congreso ratificó la Convención Interamericana de los Derechos Humanos para las Personas Mayores, que además de promover esos derechos les da un marco legal. La convención busca la igualdad, la no discriminación, la autonomía, la posibilidad de decidir sobre sí mismos, el acceso a la salud. Son preceptos muy importantes teniendo en cuenta la experiencia amarga de países que se vieron muy desbordados, en los que médicos que en el momento de hacer el triaje (evaluación de prioridades de atención) excluían a los mayores por la edad. Fueron dejados morir sin tener la posibilidad de un derecho igualitario a la salud. Esto en la Argentina no va a suceder. Además de apuntar a no saturar los sistemas de salud se va a proteger a las personas mayores que tienen el mayor índice de letalidad.
-Hoy es imprescindible gestionar para la contingencia. Pero ¿cuáles eran los objetivos que se planteó en el momento de asumir?
*Adriana Capuano buscará un "perfil sociosanitario" en la Dirección de Personas Adultas Mayores
-Los viejos viven más, con menos infraestructura que los contenga, son una carga porque no producen, el sistema previsional suele ser un peso que cada gobierno busca recortar y los haberes jubilatorios no cubren una vida digna...
El peregrinar de las personas mayores para tener finalmente una salud de calidad es un tema a trabajar mucho.
-¿Tiene finalmente el despacho en el edificio de Eva Perón?
-Yo quería estar en el edificio histórico de la 9 de Julio, donde está la imagen de Evita y donde está Ginés. Y ahí estábamos armando el despacho. Lo íbamos a estrenar esa semana. Quedó todo embalado. Se decretó la cuarentena y llegué a Olavarría con el último colectivo de Buenos Aires que paró en la terminal a las 00:05... la policía entró para ver de dónde proveníamos; éramos sólo dos mujeres...