Un albañil olavarriense de 39 años fue condenado en juicio abreviado acordado por el fiscal y el defensor oficial, con el aval del Tribunal en lo Criminal N° 2 del Departamento Judicial de Azul, a la pena de cuatro años y cuatro meses de prisión, una multa y las costas del proceso por ser penalmente responsable del delito de "tenencia ilegitima de estupefacientes con fines de comercialización en dosis fraccionadas destinadas directamente al consumidor".

En primer lugar la jueza Inés Haydée Olmedo, que integró el Tribunal en forma unipersonal, consideró admisible el requerimiento consensuado entre el fiscal Lucas Moyano y el defensor oficial Gustavo Emiliozzi, para luego analizar si se probó "la existencia de los hechos en su exteriorización material y en su caso la participación del procesado", si operaron "eximentes de responsabilidad", si existieron atenuantes y si debería haberse considerado algún agravante.

Para la magistrada "ha quedado demostrada la materialidad delictiva y la autoría responsable del acusado Bruno Eliseo Alfonso, de acuerdo a la imputación que oportunamente formulara el Ministerio Público Fiscal, acreditándose que detentó en su poder y bajo su esfera de custodia sustancias estupefacientes prohibidas, las que estaban fraccionadas en dosis destinadas al consumidor con el fin de comercializarlas al menudeo".

La jueza planteó que "tengo por legal y plenamente probado" que el 2 de agosto de 2019, aproximadamente a las 18:47 horas, en el domicilio de Santa Fe N° 1944 de nuestra ciudad dos personas mayores de edad, una de ellas identificada como Alfonso tenían en su poder "5,99 gramos de sustancia clorhidrato de cocaína" de la cual según el perito policial que realizó los análisis se obtendrían "entre 11 a 23 dosis umbrales".

La cocaína se encontraba en distintos envoltorios de nylon, hallados entre el cieloraso y la alacena del comedor de la vivienda; dentro de un mate que estaba sobre la mesada de la cocina.

Pero, además, se hallaron 2 gramos de cannabis sativa en un trozo compacto sobre un estante del modular del comedor; 8.760 pesos que en la resolución se consideró producto de la actividad ilícita; como también elementos necesarios para la venta de la droga: 8 teléfonos celulares y una tablet.

Mensajes delatores

En uno de esos teléfonos, que era utilizado por Alfonso, se encontraron una serie de mensajes de texto entrantes y salientes que fueron destacados en la resolución de la magistrada: uno de los clientes escribió "Hola tengo una motosierra en 8 luca" y agregó un minuto y segundos después "Le cambio x fa o eya".

"Hola capo soy Pablo me traes dos Respóndeme si venís para no esperar al pedo", fue el mensaje de otro cliente que encontraron en el teléfono de Alfonso.

Otra conversación que encontraron fue:

- "Amgo me trae una sy carlito teng la mone cntesta", seguido de "I amgo vas a venir aseme la dos sy carlito".

- "En un rato estoy tenés La plta".

- "Si la tengo veni".

- "Ay va m amgo en bici amgo es d cnfiansa sy carlito".

Este tipo de cruces de mensajes se repiten y confirman que existió la venta de drogas, corroborados por un mensaje que un cómplice le envió al propio Alfonso: "Bruno hablaste con el lokito dl frasco? Sale al toke. Andan enlokecidos. Ya hice un par de manos. Fijate q si sale lo pagamos al toke". Ese pedido de droga reflejó que mantenían una intensa actividad delictiva y se ve reflejada en la cantidad y ansiedad de clientes.

Testimoniales

Además de la modalidad de venta por delivery, la magistrada evaluó las declaraciones testimoniales de los funcionarios policiales que realizaron tareas de investigación en el domicilio de Alfonso, donde también se comercializaban estupefacientes a diferentes personas, quienes llegaban al lugar permaneciendo por escaso tiempo en la vivienda y se retiraban, pudiendo observarse un accionar compatible con el "paso de manos", una de las características de la venta de droga.

Los efectivos que participaron en el allanamiento y secuestro de la droga y otros objetos en la vivienda del dealer también aportaron sus declaraciones en la causa, donde dejaron constancia de algunas situaciones tragicómicas.

Una de ellas se produjo poco después de una hora de iniciado el procedimiento, cuando una persona llamó a la puerta y recibido por un subcomisario de la Bonaerense que le preguntó que hacía en el lugar, contestó que iba a buscar "gilada" y que tenía que hablar con Bruno.

Y diez minutos más tarde se repetiría esta situación cuando otra persona, en los dos casos de sexo masculino, también llama a la puerta de la casa y ante la requisitoria del mismo subcomisario respondió que venía a comprar "merca", "droga" y que quería un "quinientos".

Tras estas dos situaciones singulares los policías continuaron con la requisa y terminaron hallando dinero en efectivo moneda nacional, todas estas actuaciones detalladas en la causa y finalmente decisorias para resolver la culpabilidad del acusado.