Enigmáticos, exóticos o gigantescos
El tenedor - Vevey, Suiza. Desde luego a este monumento no le falta originalidad. Como si hubiese caído del cielo, este tenedor de ocho metros de altura adorna oficialmente las aguas del lago Lemán, en Suiza, desde el año 2009. En principio se colocó de manera temporal con motivo de una exposición de la firma Nestlé, que está situada en el pueblo de Vevey, pero el monumento tuvo tanto éxito que finalmente se quedó para recordar a los visitantes que están en el hogar de esta histórica firma de productos alimentarios.
Estatua ecuestre de Gengis Khan - Mongolia. Es la estatua ecuestre más grande del mundo con 50 metros de altura y 250 toneladas de peso. Y es que encontrarte semejante monumento en medio de la estepa de Mongolia no deja de ser una experiencia sumamente curiosa. Como es evidente, los mongoles están más que orgullosos del que fue uno de los emperadores más temibles de Asia, Genghis Khan. El monumento está situado a una hora de la capital, Ulan Bator.
Plaza del Ángel Caído - Madrid, España. Se dice que este monumento dedicado a Lucifer está situado exactamente a 666 metros sobre el nivel del mar, el número del diablo. Lo curioso es que en la época en que fue colocada la estatua en el céntrico parque del Retiro, en Madrid, no había instrumentos para saber con exactitud a qué altura estaba el terreno. Casualidad o no, es una de las pocas estatuas dedicadas al Ángel Caído en el mundo y, por qué negarlo, es bastante bonita.
La mano del desierto - Atacama, Chile. Entre los monumentos de Chile hay uno que llama especialmente la atención. Se trata de esta mano gigante que surge del Desierto de Atacama. Situada a 75 km al sur de Antofagasta y a 1100 metros sobre el nivel del mar, este famoso monumento es obra del escultor chileno Mario Irarrázabal, quien a través de sus esculturas sobre la figura humana pretende expresar emociones como la soledad, la vulnerabilidad humana o el dolor.
El Buda del Templo de Primavera - China. En altura no hay quien la gane. Este Buda gigante de cobre es, definitivamente, la estatua más grande del mundo. Sus 128 metros de altura dejan muy por debajo a otros monumentos importantes del planeta, como la Estatua de la Libertad (que prácticamente no le llega ni a la mitad) o el Cristo Redentor (que ni siquiera sobrepasaría su pedestal). Su peso tampoco deja indiferente a nadie: nada más y nada menos que... ¡1000 toneladas!
Pinza gigante - Bélgica. Esta pinza o broche de ropa gigante está ubicada en Lieja, y es obra del artista Mehmet Ali Uysal, quien utiliza un concepto artístico cuidado, creativo y original. La forma en que pinzea el montículo esta gigantesca pinza es algo digno de mencionar y que perfectamente alguno podría pensar que estuviéramos ante una imagen retocada, pero no: es una escultura que se encuentra en Bélgica y que puede ser visitada.
El hombre colgado - Praga, República Checa. Caminaro por la calle Husova de Praga, en plena ciudad vieja, abre la posibilidad de encontrar a un hombre que cuelga de un asta por una sola mano. No es ningún loco a punto de tirarse al vacío sino la estatua de bronce dedicada al padre del psicoanálisis, Sigmund Freud. Éste es uno de los monumentos más curiosos de la ciudad y es la obra más famosa del escultor checo ?erný.
El Pulgar - París, Francia. La capital de Francia está plagada de monumentos, pero este es uno de los más raros. En el distrito financiero de La Défense, en pleno centro de la Ciudad Luz, es probable que te encuentres de golpe con este gigantesco dedo pulgar (¡como para no verlo!). Su autor, el escultor francés César Baldaccini, lo hizo en 1965 con motivo de una exposición sobre las manos, pero como era tan llamativo finalmente se instaló de forma permanente.
El tigre y la tortuga - Duisburg, Alemania.Este monumento situado en la ciudad alemana de Duisburg pretende recorrer una montaña rusa a pie. Sus creadores, los escultores Ulrich Genth y Heike Mutter, quisieron crear un elemento que recordase el vinculo de esta ciudad con la industria siderúrgica y en simultáneo introducir un elemento decorativo en el paisaje. Lo más curioso es su nombre: sus autores afirman que la montaña rusa representa la velocidad de un tigre y los visitantes representan a la tortuga, que debe recorrer despacio cada uno de sus giros.